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Merdonalds o la verdad del emigrante

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Jorge Cogollo,autor venezolano
A través de la Compañía Nacional de Teatro, el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, estrena el viernes 1 de noviembre la pieza Merdonalds, escrita por Jorge Cogollo y dirigida por Marisol Martínez con las actuaciones de los estudiantes del Laboratorio de Creación Teatral de la institución en su sede de la Sala  Alberto de Paz y Mateos.
 Merdonalds  es una puesta en escena que narra las realidades del emigrante y los sueños que dejan atrás en busca de ampliar nuevos horizontes. La realidad de una de las grandes industrias transnacionales y lo que ofrecen a los migrantes que llegan con todas las ganas de tener mejor calidad de vida. En esta obra se expresa como se sufre detrás de las pantallas de un celular y de cómo dicha empresa expresa externamente una realidad distinta a la que se vive dentro de ellas.
Esta obra brinda dos realidades, en las cuales se ve reflejada lo que se vive en el mundo real y los anhelos mentales e imaginarios de todo individuo, que desea cumplir sus sueños al migrar; es un mensaje directo a la falacia que se esconde
detrás de la sonrisa y la publicidad engañosa de esta empresa. “Es un homenaje a mi país y amigos migrantes e inmigrantes; tal vez a mí mismo de nuestras experiencias lejos de país y del arte. Es un recordar de nuestra supervivencia” indicó el escritor de la obra, quien actualmente reside en Ciudad de México.
En este espectáculo participan los estudiantes del Laboratorio de Creación Teatral: Klaus Yánez, David Vincenti, Nella Alfonzo, Jean Carlos Brito, Brenda Guerrero, Dervis Benarés, Gilberto J. Osorio y  Kleiber Rodríguez.
Las funciones estarán disponibles del 1 al 17 de noviembre de jueves a domingo en la Sala Alberto de Paz y Mateos ubicado en la Av. Andrés Bello con Prolongación los Manolos a las 4:00 p.m.
ALLENDE LAS FRONTERAS
Jorge Cogollo (Caracas, 1986)  desde Ciudad de México, comunica que uno de sus textos teatrales se ha presentado en Europa. Se trata de El ojo de Hamlet.
 ¿Quiénes la hacen?
Dos grandes amigos del teatro,  el Chino Monagas y Cynthia Sholz, quienes  migraron a Alemania hace  cuatro años  y han hecho alianzas con grupos teatrales, y con sus ganas  de mantenerse cerca del escenario, luchan contra todo para seguir con el discurso. Y afortunadamente se van instalando entre otros grupos teatrales europeos.
 ¿De qué escribes en esa obra?
La obra es una alianza con Shakespeare; nos permitimos inyectarle al clásico nuestra contemporaneidad y nuestro dolor.  El Hamlet que construimos se inicia cuando es exiliado de Dinamarca, pero este Hamlet se niega a regresar a Dinamarca, el exilio lo ha convertido en un cobarde, ya no tiene su corona del príncipe. Se dice la obra que él ya pertenece a ningún lugar, y mientras Dinamarca estalla por culpa de un Claudio   ineficiente, él se queda limpiando la barra de un bar esperando que los días pasen. Ofelia lo espera con locura, y en forma de una Penélope guerrera reclama su regreso. 
 ¿Qué futuro hay con ese espectáculo y ha pensado que se pueda hacer o mostrar aquí, en Caracas?
 El recorrido de este Hamlet, mi Hamlet, por ahora no deja de darnos sorpresas. Porque fue estrenada en una pequeña sala donde apenas entraban cinco personas, y ahora en noviembre comenzará una gira por tres ciudades europeas que serán Dortmund, Bochum y Duisburg. Acompañados del grupo teatral Artscenico, el proyecto crece con firmeza. Por ahora físicamente la obra no estará en Venezuela pero sí virtualmente, a que me refiero con esto. El chino Monagas y Cynthia aprovechando el poder de conexión que tienen las redes han decidido construir un dispositivo escénico, con cámaras y micrófono que permite proyectar la obra en vivo por Facebook, logrando que la obra se ha vista en otros espacios, con otros amigos y por supuesto con nuestros iguales venezolanos. Cabe destacar que la obra para los actores plantea el reto que está contada en dos idiomas, en alemán y en español, acentuando tal vez uno de los grandes problemas que se enfrenta un migrante: el idioma.
 ¿Por qué camino o vereda o autopista andan sus otros proyectos teatrales?
Por ahora esta alianza hecha entre el Chino y  Cynthya  se  mantiene; estamos eligiendo entre dos proyectos de mi autoría, uno se llama Ciudades, que son  tres venezolanos  conversando por internet y cada uno habla de la imposibilidad que tiene para encontrarse, uno de ellos se encuentra en México, otro en Alemania y otro en Venezuela. La otra es un Ulises, que llamamos Los migrantes también aman, con una Penélope que espera y un guerrero que se debate en cuál es el momento de regresar. Con un amigo residenciado en Miami estamos viendo la posibilidad de trabajar en una versión de La hora menguada  de Rómulo Gallegos, traerla a una ciudad cerca del mar, inventando dos mujeres que esperan siempre en el mismo día, que construyen siempre la noche de fin de año. Y siempre con los grupos teatrales de Venezuela, tratar de no perder contacto: Jennifer Morales trabaja en una obra que hasta ahora se llama Una comedia menor. Es un rockero que ha pasado ya la edad famosa de los 27 años y se niega a dejar el sueño de la música para entregarse al mundo real.
¿Cómo van sus cosas personales en ese México tan pujante, donde se vive y se ama al lado del monstruo gringo?
En México estoy intentando entender a esta ciudad enorme, donde las distancias son casi incalculable, en la simpleza de conocer amigos nuevos, de entender una cultura mágica, probando todos los platos de comida posible, viendo los altares del día de los muertos, reconociendo la simpleza de los encuentros, de los besos cerca de una bandera que no es mía, extrañando siempre amigo. Trabajo en un bar que tiene su propio editorial, que hace poco me invitaron actuar en la feria del libro de Zócalo; estuvo divertido; hice una pequeña versión del Circo ausente, para recordar como el cuerpo acciona desde la calle. Sigo también en una escuela, donde imparto la asignatura de teatro. En fin descubriéndome en otro fragmento, para poder levantarse con más fuerza que la noche anterior.
CODA
 A manera de colofón podemos recordar que la inconclusa obra creativa y gerencial del teatrero Carlos Giménez sigue gravitando positivamente, a más de 25 años de su salida hacia el infinito, en esta segunda década del siglo XXI. No todo se ha perdido en este carnaval de estúpidos egoísmos donde todos participamos. Hay artistas que se formaron y ahora por sus propios méritos y sacrificios reclaman su puesto en el desarrollo de las sufridas artes escénicas venezolanas.
Es el caso de este artista múltiple, Jorge Cogollo, a quien conocimos y ponderamos cuando era el actor protagonista de históricos espectáculos infantiles como Oliverio y Simón, logrados por el programa social Niños Actores de Venezuela, en la última década de los 90, cuando tenía ocho años y  era dirigido por Roberto Stopello, otro que anda por Estados Unidos.



Bodas de sangre en Caracas

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Un texto de total vigencia.

Una versión muy innovadora de la obra más trágica del autor español Federico García Lorca, se presentará desde el 01 de noviembre en la sala 1 del CELARG, ubicada en Caracas. La propuesta creativa de esta versión de Bodas de sangre traslada la acción del conocido drama, al llano venezolano en la década de 1930 y la convierte en un musical que interpretan un grupo de 25 artistas en escena. 
 La obra de García Lorca se desarrolla en Andalucía pero... en nuestro país la influencia andaluza está muy presente, fuimos colonizados e influenciados por los duros hombres originarios del sur de España; por ello nuestra Idiosincrasia y forma de vida es enraizada con las de aquellos seres que nos dejaron por herencia manifestaciones claras en nuestra música, nuestra prosa, forma lingüística, las actividades productivas y sobre todo en la manera de sentir…nuestra pieza recoge y expone ese sentir, herencia andaluza de nuestro llano con la poética de la dramaturgia de un autor internacional como lo es García Lorca”, comenta el director y productor de la pieza, Eduardo Viloria y Díaz.
 Martha Estrada, Gonzalo Velutini, Valentina Garrido, Marisol Matheus, Asdrúbal Blanco, Nelson Lehmann, Sheila Monterola son algunos nombres de las destacadas figuras del teatro, música y ballet que dan vida a estos personajes llenos de pasión, dolor y fuerza. La música juega un papel protagónico en esta propuesta: la tonada, el zumba que zumba, el condolirio, tonadas de ordeño, cantos de arreo y el gaván, entre otros son interpretados por un grupo de músicos en vivo que logran crear la atmósfera deseada para la acción dramática de esta obra.
 “Lo curioso de este caso es que la versión es absolutamente la original, parte de mi propuesta es mostrar la obra del autor que en su prosa y verso cobra el carácter de ese origen común que tenemos Andalucía y el Llano”, explica Eduardo Viloria y Díaz. Las piezas musicales son originales y su director musical es Alfredo Gutiérrez, conocido por su trabajo en la agrupación  Enbandolaos y Odila (orquesta de instrumentos latinoamericanos).
 Bodas de sangre es la obra teatral en prosa y verso más cruda de Federico García Lorca. Una reflexión sobre la vida, la muerte y la única fuerza capaz de vencerla: el amor. Escrita en 1932, esta obra se basa en un suceso real, acaecido en Almería en 1928. Todo empezó con una boda a la que la novia no acudió. Poco después se encontró el cadáver de uno de sus primos y muy cerca de ahí apareció ella, con el vestido desgarrado.
 Este proyecto surge  como una alianza entre fundación ALESCO (www.alesco.ong), la Unidad Oftalmológica de Oncología Infantil del hospital Dr. Luis Razetti y un grupo de creadores sensibilizados por esta causa.  Lo recaudado con Bodas de sangre será destinado en su totalidad, a la labor que viene realizando ALESCO para ayudar a los más de 400 infantes con cáncer oftalmológico –Retinoblastoma, que necesitan ser tratados.
Las entradas están a la venta en www.solotickets.com
Funciones: viernes y sábados: 7:00 pm | Domingos: 6:00pm

¿Cómo era Rodolfo Santana?

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Portada de nuestro libro sobre Rodolfo Santana
¿Qué sería de las tablas teatrales y de la pantalla grande venezolana sin el legado de Rodolfo Santana, uno de los más importantes dramaturgos y directores de teatro en Venezuela?
En palabras de su colega y gran amigo Néstor Caballero, Premio Nacional de Cultura 2012, “el desarrolló lo que pocos dramaturgos logran: una estética.Una estética del desamparado, del marginal, del que siempre ha sido obstruido.Dejó obras maestras que perdurarán. No hay un solo año en que una pieza de Rodolfo no sea estrenada. Nunca se guardó los conocimientos ni la experiencia a la hora de dictar un taller”.
Escribió más de 80 piezas, las cual han sido traducidas a diversos idiomas y personificadas en Latinoamérica y Europa. Por lo atractivo de sus contenidos sus obras teatrales se han mantenido activas en los teatros venezolanos hasta la actualidad.
Sus trabajos giran en torno a una reflexión detenida, pero con la impronta humorística característica de los venezolanos, sobre aspectos como la problemática social, el poder político, influencia de los medios de comunicación, lingüística, la cultura y la humanidad del pueblo latinoamericano en general.
Su evolución
Santana vio la luz del mundo en Caracas el 25 de octubre de 1944, pero se convirtió en petareño de crianza. Su vena artística afloró a los 15 años con la redacción de cuentos y novelas breves. A los 19 años se unió a grupos de teatro en Petare, donde inició su carrera dramatúrgica.
La obra La muerte de Alfredo Gris dio inicio a los reconocimientos que le fueron otorgados por sus dotes artísticos al hacerlo ganador del Primer Premio en el Concurso de Dramaturgia de la Universidad del Zulia. En esa ocasión logró una mención de honor con la obra Los hijos del Iris, y un año más tarde, en la siguiente edición del mismo concurso obtuvo el segundo premio con su obra La ordenanza.
Entre los posteriores galardones que obtuvo destacan: el Premio Nacional de Teatro, con la obra BarbarrojaPremio “Juana Sujo” a la mejor obra del año por su obra El sitiomención de honor con la obra Tarántula en el Premio Internacional “León Felipe”; el Premio “Juana Sujo” a la mejor obra por el montaje de su obra La farrael Premio Nacional de la Crítica a la mejor obra por el espectáculo experimental llamado El Gran Circo del Sur; y, finalmente, obtuvo en Cuba el Premio Casa de las Américas en la mención teatro por Ángel perdido en la ciudad hostil.
En 1970 comenzó a dirigir el Teatro Universitario de Maracay, dependiente de la Universidad Central de Venezuela. En 1974, fundó el Laboratorio de Investigación Teatral, adjunto a la Dirección de Cultura de la Universidad del Zulia. En Maracaibo, dirigió obras de calle y teatro de cámara.
El inicio de su participación en la pantalla grande se dio en 1975 con una intensa actividad como guionista al trabajar con el director venezolano Clemente de la Cerda; allí escribió los guiones de los largometrajes El reincidente (1975), El crimen del penalista (1976),  Compañero de viaje (Premio Municipal al mejor guión cinematográfico, 1979) y Los criminales (basado en una obra teatral de 1981). También trabajó como director de arte en el rodaje cinematográfico y la dirección del Grupo Teatral Cobre.
Para Mauricio Wallerstein, cineasta mexicano radicado en Venezuela, escribió el guión del largometraje La empresa perdona un momento de locura (1978), basado en su obra de teatro y protagonizado por el cantautor venezolano Simón Díaz. Entre sus últimos trabajos se encuentran los guiones de la telenovela Amores de Barrio Adentro (2004) y del filme El Caracazo (2005), ambos bajo la dirección de Román Chalbaud. Santana murió el 21 de octubre de 2012 por complicaciones de salud.
No hay que olvidar que Baño de damas, escrita en 1986 y estrenada al año siguiente por Ibrahim Guerra en la sala Anna Julia Rojas, la cual hace actualmente temporada en el Celarg, producida por la Compañía Nacional de Teatro y dirigida por Aníbal Grunn.
Del libroComo es Rodolfo Santana, publicado a mediados de 1995, hemos tomado algunos fragmentos de algunos capítulos donde el mismo cuenta su historia
ENSAMBLE SANTANA
- Kierkegaard dice que la vida solamente puede ser vista hacia atrás, pero debe ser vivida hacia adelante. Yo, desde muy niño, por predica de mi abuelo, aprendo que hay que vivir como si fuese a llegar a los 100 años. También me inculca que debo estar listo como si voy a morir mañana…Yo hice mi mutis durante una mañana de domingo. Salí de mi apartamento para comprar cigarrillos, comestibles y devorarme unos pastelitos andinos de esos que vende Gracia…pero caí al piso, saliendo del supermercado… de donde me levantaron los Bomberos de Guarenas. Me fui de escena.
-No había cumplido mis primeros 68, me faltaban tres días… y desde entonces cuento y recuento algunos aspectos de mi saga y hasta muestro algunos fragmentos de lo que más hice: obras de teatro.
-En mi familia siempre encuentro  resguardos que amparan la aventura creadora. Vivo en Guarenas, desde cuando no era la ciudad dormitorio en que la han convertido ahora. Era una inmensa casa solariega, donde retozaban ocho primos, cinco tías y cuatro tíos. Nací y  me críe en una familia patriarcal, donde la figura relevante es mi abuelo materno, un comerciante que tocaba el violín, la bandola y la guitarra, y me llevaba a ver la opera, la zarzuela, el teatro e incluso fuimos al Nuevo Circo de Caracas para ver experimentados matadores en sus inolvidables faenas. ¿Juego, deporte, cultura…?
-Mi abuelo tuvo dos grandes rupturas en su vida: la visión del cometa Halley y poder escuchar a Carusso. Lo recuerdo en el patio de nuestra casa, tocando valses andinos con la bandolina, rodeado de gallinas, pavos y gallo. Él, mi mama y mis tías se ocuparon de familiarizarme con los clásicos de la literatura universal y los creadores latinoamericanos.
-Mi familia…muy venezolana, muy tradicional, intenta conservar las tradiciones, los gestos, el pathos de la condición venezolana. Numerosa, y tan estrechamente unida, aunque muy diversa, un perfecto microcosmos, una representación de la sociedad venezolana en pequeño. Hay profesionales, abogados, arquitectos, también militares, monjas, guerrilleros, políticos y hasta actrices. En ella veo chocar las más variadas opiniones y criterios.
-Mi familia es mí primer gran escenario, mi primer drama, aunque las relaciones afectivas son muy felices, los criterios, opiniones y actitudes variaban y se enfrentan. Ahí, en acción, aprendo la sustancia del teatro; en sus oposiciones, conflictos, señales y todos los accesos que de la observación exterior permiten atisbar una realidad más profunda, significativa. Acompáñenme, una vez más, y nos divertiremos todos. Existo para eso: divertir y educar…si me lo permiten.
-Escribo teatro porque no puedo ser Hilary escalando el Jomolunga o el monte Everest, mucho menos Marco Polo o Charles Limberg. Vinculo la escritura a la aventura y creo que los seres humanos asumimos la vida como un viaje, con naufragios irremediables. La historia está llena de héroes viajeros,  con sus descubrimientos y combates. Igual ocurre en la ficción. El hombre es monotemático con la aventura y desde niños, al igual que Ulises, preparamos la embarcación para buscar la Itaca personal.
-Hay quienes permanecen en la primera isleta que consiguen, la exploran y se crean un hábitat cómodo y preciso, con amores definidos y angustias no muy elevadas. Por lo general llegan a banqueros o son sus víctimas. La experiencia del niño que juega, que expande su imaginación entre vaqueros y pieles rojas, Tarzán, el Tigre de la Malasia, los tres mosqueteros y la gran cauda de los personajes de la aventura es propia de nuestra cultura. Así ha ocurrido durante siglos, pero mucho me temo que el modelo aventurero que conocí repasando la bitácora de Colon, las construcciones de Verne, Salgarí, Dumas; las catedrales de Víctor Hugo, Proust, Balzac y otros, ahora adquieren tonos trágicos.
-De mi padre tengo pocos recuerdos, algunos esenciales. Cuando estuve a punto de morir, por primera vez, mi madre Aura  cuenta que él estuvo día y noche junto a la cuna. Lloraba. Se divorciaron cuando yo tenía unos seis años y había más hijos. De repente aparecía, muy atildado, a visitarnos en Guarenas. Provocando el natural revuelo entre mis tías y genera comidas en restaurantes con nosotros, sus hijos. Muchos años después, vivo un tiempo en su casa de El Hatillo y le doy a leer mi primera novela, Los halcones dorados.
-Lo recuerdo en el desayuno: rompe un huevo tibio en una copita y alaba mi novela, dice que le cuesta creer que yo la hubiese escrito.
-Entonces, yo muy orgulloso, le digo que quiero publicarla y necesito que me proporcione el dinero para hacerlo. Termina de desayunar, me ve y me dice:
-¿Tú crees que voy a gastar dinero para publicar esa mierda?
-Me provocó matarlo.
-¿Acabas de alabar la novela y ahora me dices que es una mierda? ¿Cuándo te pido plata para publicarla?, le riposté.
-Tomó su jugo de naranja y dijo:
-Escucha, me gustó la novela, pero es el trabajo temprano de un muchacho de 17 años. Ya veo en ella lo que puedes ser, lo que puedes lograr más adelante, trabajando duro. Si publicas esa novela, otras personas se van a cebar en tus errores antes que en tus virtudes y no quiero que se burlen de mi hijo.
-Nos despedimospara siempre.El 11 de octubre de 1969 fallece de un infarto al miocardio. Tenía 51 años. Era diputado al Congreso de la República por la fracción perezjimenista. Se desposó otras veces y dejó más hijos. Recuerdo que, con mis hermanos, en Navidad por ejemplo, no pedíamos juguetes sino a Verne, a Salgarí y Dumas como presentes del  Niño Jesús. Pedíamos libros y más libros. Conocí a Shakespeare a los 13 años y mi abuelo me dio a los 14 una antología de Víctor Hugo. La biblioteca del abuelo era un iceberg en medio del desierto, era tremenda. Ahí, los  días domingos, él se sentaba con todos sus nietos para escuchar Fantasías dominicales, de Radio Caracas Radio, pero no solo escuchamos música clásica, sino además ópera y él nos hablaba de Verdi, Mozart, Bach y nos leía sus biografías, descubriendo mundos rítmicos asombrosos.
Me jubilaba con varios compañeritos de la Escuela Ambrosio Plaza y siempre aparecía “Pata de chivo”, un policía alto, flaco, con dientes salidos que nos agarraba en los pozos y nos llevaba a la prefectura. Ahora recuerdo la imagen y me parece magnifica: seis niños, mojados, con los bultos a la espalda, arreados por el policía entre sembradíos de cambur, repitiéndonos:
-Tienen que estudiar, carajitos, tienen que estudiar.
-Cuando estudie en el colegio Santo domingo Sabio y en el liceo San José de Los Teques, ambos regentados por los salesianos, me ocurrieron en ambos eventos algunos hechos que yo considero mágicos, porque mi puesto de estudio siempre estaba al lado de las bibliotecas del colegio y del liceo, es decir, estudiaba pero leía además algunos de los volúmenes de esas bibliotecas, como a Sweig y sus famosas biografías, Toimbee,         diderot, y Bakunin, entre otros.Era un buen estudiante, tan bueno que distinguía la precariedad de mis profesores. Mis estudios se interrumpieron… no se compaginaban con los problemas económicos en la casa de mi madre y mis inquietudes. Lo cierto es que hacia 1964  adquirí de manera irrevocable la convicción de ser escritor.Desastre.Durante los cinco años siguientes soporte la marejada familiar de “escribe como un hobbie, pero prosigue tus estudios para que tengas una profesión”.
-Fue entonces cuando decido ser escritor sin profesión, sin tener la tonsura de un grado, muy seguro, de mi alma de escritor, pero no de dramaturgo, porque durante dios años escribí teatro sin saber que era dramaturgo. Escribí cerca de 15 o 20  obras referidas a los problemas de las comunidades marginales del distrito Sucre, ambiente en el cual me movía. Con mis obras provocaba manifestaciones, juntas comunales y grupos culturales. Eran obras dirigidas a conseguir algo. Después fue que me encontré como dramaturgo. Es decir me complique la vida, metí pasión, afecto, sensaciones y sexo.  Escribí obras con personajes carnalizados, con nervios y sangre.
-Cuando opté por abandonar los estudios  y asumirme como escritor, sabía que elegía un estadio de estudio diferenciado. Un tiempo de trabajo que pertenecía estrictamente a mi oficio. Allí estaba mi capacidad creadora. Una imaginación que me desbordaba y que durante años me mantuvo al filo de la locura. Pues imaginación es la facultad de construir mundos alternativos, guías posibles de hallazgo en medio de una realidad absolutamente fría  y especifica que, por lo regular, lo niega.
-Pero en esas primeros décadas de mi vida, y debo de contarlo, aquí, yo tuve participación activa en las turbulencias de  los años 60 y recuerdo que tenía actividades combativas y públicas, organizaba grupos y repartía octavillas contra el gobierno y apuntalaba los mítines, entre 1962 y 1964. Cierto día, en un autobús que rodaba por la caraqueñísima avenida Urdaneta, llevaba el original de  mi obra La muerte de Alfredo Gris. La sentía distinta, con personajes que arrancaban de una experiencia íntima. Tenía rasgos de mí. El autobús se detuvo. De pronto, me vi en medio de una de esas manifestaciones normales y reiterativas de aquellos tiempos. La policía intervino con disparos al aire y bombas lacrimógenas. Hombres y mujeres que corrían, estudiantes quemando vehículos y gritando consignas, la policía disparando contra todo bulto humano que se moviera, el tráfico bloqueado.
-En similares ocasiones anteriores yo permanecía en el lugar, participando o intentando participar de la manifestación, pero esa vez abandone el vehículo. Corrí por las calle laterales evadiendo los hombres-sabuesos y llorando por los gases. Y corría, no tanto por mí, sino por la obra. Me dio terror pensar que pudiera extraviarse, que fuese herido y las hojas manuscritas se esparcieran sobre el pavimento y  fueran pisoteadas. Corrí hasta una esquina segura, no tanto para salvarme yo, sino salvar el original. En esos momentos, refugiado en ese desconocido pasillo, entendí que era dramaturgo, no agitador ni narrador. Corrí cobarde para salvar de la muerte a mi Alfredo Gris y ese acto me mostró otras valentías. Allí fue cuando descubrí que era escritor, que era dramaturgo. Allí sacrifique la ideología por el arte. De esa época recuerdo que Franz Kafka enseña que quien conserva la facultad de ver la belleza no envejece. Y lo hice, por eso nunca envejecí.
Me desposé en Caracas a los 19 años, el 22 de noviembre de 1963, con Gladys Rodríguez, tras pedir permiso legal a  mi mamá Aura Salas, porque era menor de edad. Y ese mismo día por la tarde mataron a John F. Kennedy. Treinta años después recupere tal magnicidio con mi obra El asesinato múltiple como diversión pública.
-Para ese entonces, finales de aquel inolvidable 1963, Aníbal Guerrero, director de Cultura del Distrito Sucre, me pregunto:
-¿Sabes de teatro?
Le dije que sí, porque sabía. Conocía al dedillo los trágicos griegos, el Siglo de Oro Español, los autores isabelinos y muchas obras de dramaturgos latinoamericanos. Me nombró Director de Teatro de la Casa de la Cultura  y comencé organizar grupos de teatro en los barrios de Petare. Barriadas nacientes, donde aún el  polvo flotaba, infelices urbanismos sin agua, ni electricidad. Me sumergí en las  necesidades abrumadoras de una invasión que rehuía al campo…donde cultivar era un asunto miserable.
-Trabaje el entremés El mancebo que caso con mujer brava, de Cervantes, en versión de Casona. Cuando lo presenté, en una zona que ahora es La Urbina, recibimos una lluvia de tomates y piedras. Al mancebo, vestido de riguroso atuendo clásico, lo llamaban “Peter Pan marico”. No me detuve ante el desastre. Investigué fríamente el porqué de las piedras y los tomates: sencillamente no entendían al mancebo, ni su vestimenta, ni tampoco su rebuscado lenguaje y ademanes, etcétera. Al no entender, el público hizo su espectáculo: "Peter Pan marico" y participó activamente con piedras y tomates.
-Y conste que tan virulenta actitud antes los espectáculos equivocados no es privilegio único de las zonas marginales. No puedo olvidar que durante el estreno de Las lanzas coloradas, de Arturo Uslar Pietri, en versión escénica de Carlos Giménez, en el teatro Municipal de Caracas, con Lupita Ferrer de protagonista, les  arrojaron unos cuantos repollos y  rollos de papel higiénico en abundancia. Eso fue en 1974, durante un Festival Internacional de Teatro. Años más tarde, mi amigo Cosme Cortázar, me contó que todo aquello había un complot contra ese temible argentino que se estaba apoderando del teatro venezolano… ¡que sí se lo tomó y le dio un empujón histórico como movimiento social y cultural que cambio el quehacer artístico!
-El fracaso con el entremés de Cervantes me enseñó muchísimo. A partir de ahí fue cuando empecé a escribir teatro. Comencé con Primera inquisición, donde aparecían personajes del propio Petare, como  El ratón, un ex boxeador loco por los golpes recibidos en el cuadrilátero y los propinados por la policía; doña Ventura, una mujer con tres hijos que le habían levantado su rancho, resistiendo a las embestidas de la policía y la Guardia Nacional. En la trama se planteaban los problemas de la ausencia de agua potable y la luz eléctrica,  el cómo concebir el día siguiente, la angustia de la cotidianidad y la consecución  de los alimentos básicos. Cuando la estrenamos, en el barrio El Carmen, de Petare, el silencio era absoluto, la risa acompañaba a los personajes conocidos, la furia marcaba el final de las acciones.
-Ahí, con esa obra simple, donde lo fundamental era comunicarse con la gente, fue cuando entendí que el teatro era una necesidad social, tan importante como el sueño o la alimentación. Este precepto me lo alimentó Francisco D`Antonio, el notable investigador de los pintores ingenuos venezolanos, quien unido a la parafernalia marxista, grabo señales definitivas en mis obras.
-Durante los 12 años siguientes, exploré el ámbito del desarraigo en muchas de sus vertientes. Fueron las etapas en que se formó el MAS y el Partido Comunista de Venezuela se reducía a ojos vista. Conocí a Leonardo Azparren  Giménez y Herman Lejter. Ambos ejercieron influencias capitales en mi trabajo. Leonardo se esmeraba en educarme como dramaturgo. En Barquisimeto, en cierta oportunidad, le dijo bromeando en un desayuno a un periodista de El impulso, luego de una noche en vela:
-Rodolfo es mi dramaturgo.
Y me pareció bien. Acertado y veraz. Las recomendaciones de Leonardo sobre lenguaje, elipsis, temas, estructuras, modificaron totalmente mis modelos creadores. Y otro tanto hizo Lejter quien, para el momento, era una de las estrellas del teatro venezolano y, con paciencia de rabino, leyó mis obras y las discutimos, en los jardines de la Facultad de Veterinaria de Maracay, o en los cafetines de la caraqueña UCV.
-Rodolfo, te metes mucho con el sexo en tus obras, me dijo un día en el cafetín de Medicina.
-¿Sí?
-Coño, sí, demasiado. Uno no sabe si se está montando un burdel o una obra de teatro.
-Por aquel entonces, yo estaba notablemente influenciado por Freud, Basaglia, la pornografía y Henry Miller, y por eso le riposté: Si la gente supiera tirar viviría mejor. ¿No te parece?
-Coño, monta una comuna entonces donde la  gente aprenda a tirar. Pero en un escenario venezolano no puedes situar a  un actor mamándole la  teta a una actriz. Vete a los teatros eróticos de Amsterdam que allá tendrás un éxito resonante.
-La verdad es que el sexo en varias de mis obras era un tanto excesivo. Capturé la sugerencia de Herman y disminuí los valores eróticos en los textos. En esa época asomaron mis cualidades detectivescas: intuir la verdad del hecho. La guía secuencial de asesinatos, infidelidades, traiciones, corrupciones que, al final, no lo eran tanto. Hasta más o menos, 1985, sostenía en eventos sociales y ante las protesta general de los contertulios, que los humanos realmente no éramos pecadores. No éramos malos. La mayoría solo realizábamos vergüenzas, satisfacciones de ciertas hormonas indetenibles. Hasta los crímenes más detestables poseían una secuencia de eventos que, de cierta animal manera, los justificaban.
-El infierno es el lugar más solitario que existe, pregonaba.
-Y en una etapa de 12 años, trabaje obras nacidas de sucesos, dando una versión distinta. Los criminales siempre se me confesaban inocentes. Cuando conversaba con los familiares de las victimas siempre eran irremediablemente víctimas y siempre indicaban, inconscientemente, la puerta tremebunda, la humillación que conducía al crimen. Luego de tantos años de transitar por los peores estadios de la condición humana: asesinos, putas, chulos, gais proxenetas, narcotraficantes, políticos corruptos, que son una reiteración cuando uno se refiere a los políticos, fue cuando encontré la guía de la aventura.
-En esos 12 años me olvidé de Dios y, afortunadamente, Dios no se olvidó de mí. Estaba totalmente marxistalizado. Manejaba la imaginación de acuerdo al latido del mundo y por fortuna siempre fallé. Jamás logre entrar en el realismo socialista. El animador, Historias de cerro arriba, La empresa perdona un momento de locura, y otras obras más fueron escritas con Dios allende las fronteras y tratando de describir el mundo de manera coherente y nunca pude.
-Recuerdo que para ese entonces yo estaba muy vinculado al medio psiquiátrico y dirigía un taller de expresión y lenguaje en una comunidad terapéutica durante cuatro años; en ella se aplicaban las más recientes técnicas del campo psiquiátrico. Hubo un episodio real: un obrero que se accidentó y arremetió contra las máquinas de la empresa en que había trabajado; luego el mismo ingresó a tratarse en aquella comunidad, y esto me proporcionó una idea global de la cual nació La empresa perdona un momento de locura.
-Para gestar la obra realicé dos procesos simultáneos y convergentes: uno documental y otro testimonial. En el primero me sumergí en el estudio de la psicología industrial como ciencia que intenta ejercer una función de dominación sobre el obrero concreto. Luego investigue el caso real, verdaderamente ocurrido, así como otros casos similares de otros obreros, y sus experiencias con la aplicación de la psicología industrial. Fui de lo general a lo individual, de la psicología industrial aplicada, no solo en Venezuela, sino aun en sociedades altamente desarrolladas, como el Japón, al caso humano vivo, para volver a lo general.
-Sobre el psicoanálisis y la psiquiatría que aparecen en La empresa perdona un momento de locura debo subrayar son ciencias utilizadas como instrumentos de dominación. La  ciencia aplicada, la publicidad por ejemplo, está en función de un proceso de dominación y transculturización, pero no es necesariamente así, y en nuestras manos la ciencia puede y debe ser un instrumento de, liberación, en un nuevo orden del mundo. Luego del descubrimiento de América el mayor descubrimiento fue el del inconsciente.
-También en esa etapa entendí que una obra de arte posee sus propias leyes. Algo separado del mundo que se le integra, pero posee su peculiar geometría, arquitectura, respiración, gravedad. El ser humano puede ser un animal y lo demuestra cada día, pero también momento a momento respira estética y quiere ser bueno. Siempre seremos así.

Animales políticos a la venezolana

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Dos actores de postín.

 Sin lugar a dudas que el militar y político Isaías Medina Angarita (San Cristóbal,6 de julio de 1897/Caracas,15 de septiembre de 1953)  se merecía una pieza teatral  para pulsar su condición humana y sus aportes a la historia política venezolana, después de la cual deberá  suscitarse  una mayor investigación sobre el periplo existencial de ese venezolano y todo lo que desencadenó.
 Lo decimos porque el enamoró a Estrella Serfati de Chocrón (la madre de Isaac), con quien tuvo dos descendientes,a quienes reconoció y le dio su apellido, y  después fungió como Presidente de la República   desde 1941 hasta 1945. A pesar de que había sido elegido para el período 1941-1946  no terminó su mandato presidencial, ya que fue derrocado por un Golpe de Estado  perpetrado por un sector del ejército, alentado y aliado con dirigentes y militantes del naciente partido Acción Democrática  , con Rómulo Betancourt en primera fila. El gobernante tuvo tiempo para  modernizar al Estado, introduciendo audaces reformas, las que convirtieron a Venezuela en una república moderna y plenamente integrada al siglo XX. Eso no se le puede negar.
Y es por eso que ahora aplaudimos el estreno y la temporada de Animal político, un extraordinario momento de Jesús  Farías, con los destacados actores Juan Carlos Ogando y Germán Anzola, dirigidos equilibradamente por Rafael Barazarte y producida  muy profesionalmente por Douglas Palumbo, la cual se presenta en el espacio Alterno del Trasnocho Cultural.
 Este texto Animal político, un extraordinario momento es un  severo encuentro entre Medina Angarita y Laureano Vallenilla Lanz Planchart (París el 6 de agosto de 1912/París, 1975) precisamente en un frío día de enero de 1947, en el Central Park de Nueva York, cuando el joven político ha sido llamado por los militares para que los asesore en el nuevo gobierno que sustituirá a Rómulo Gallegos.
 No hay que ser un versado especialista en la historia política venezolana para reconocer que el autor Farías ha hilvanado muy bien los hechos reales o históricos con  la ficción,  para crear así estos personajes que soportan una fría mañana  y se reaniman tomando coñac con ponsigué  mientras analizan lo que se puede hacer  en Venezuela con el nuevo régimen que se gesta, presidido por el general Marcos Pérez Jiménez.
Incluso en medio de revelaciones personales entablarán una conversación sobre lo que consideran que es la idiosincrasia del venezolano y exclaman que “el venezolano es flojo. Bueno, poco comprometido con el país”.
Queda muy claro que Medina Angarita sí estaba con el régimen castrense que se avecinaba  y hasta advierte que no puede de regresar a Caracas porque su salud no se lo permitía, cosa que resultó ser cierta.
 Laureano Vallenilla Lanz-Planchart, según la historia, fue “la eminencia gris” del gobierno de Pérez Jiménez y salió por la presión de los militares que provocaron el Golpe de Estado del 23 de enero de 1958.
Más allá del discurso político que puede resultar fastidioso para los no interesados, hay que resaltar el pulcro ritual de este par de comediante, dos auténticos señores conversadores que si  creían que su país se merecía lo mejor y por eso ellos lo propiciaron.
La reacción del público fue notable, pues se vio una clase auténtica sobre las maquiavélicas tramas que usan todos los políticos  para perpetuarse en sus cargos y además se manifiesta  la complicidad de Medina Angarita para sacar de del Palacio de Miraflores  a Betancourt y toda su corte.
La historia que vino después ya es suficientemente conocida por las actuales generaciones y además vividas: elecciones, 40 años de democracia representativa  y el actual experimento  sociopolítico  que instauró Chávez  y su continuidad con Nicolás Maduro.
Ojala que se realicen foros o conferencias sobre ese proceso del ascenso de los militares al poder en aquellos años 40.

Simón Rodriguez festejó sus 250 años de nacimiento en Caracas

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Aníbal Grunn encarna a Simón Rodríguez,

Ayer, 28 de octubre, en Venezuela se le recordó y se lo materializo teatralmente. A las 2:30PM lo mostró en el escenario de la sala Anna Julia Rojas, y a las 6PM, en cadena nacional de radio y televisión, desde el Palacio de Miraflores,  se hizo lo mismo bajo la batuta del Jefe de Estado, Nicolás  Maduro Moros, y se le homenajeó en nombre de nuestra patria y de toda la gente agradecida de otras repúblicas como Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú.
El espectáculo Robinson en la casa de Asterión, de Tomás Jurado Zabala, con las actuaciones de Aníbal Grunn y Wilfredo Peraza y la dirección general de Carlos Arroyo, producido ahora por la Compañía Nacional de Teatro,  logró hacer vivo el pensamiento del maestro de América, Simón Rodríguez, padre intelectual  de Simón Bolívar, porque sin él la saga latinoamericana habría sido otra.
Sucede, o transcurre en el momento exacto en que Simón Rodríguez muere en Amotape, Perú y se enfrenta, en ese espacio que existe entre el cielo y el infierno, a purgar sus culpas enfrentado a su propio ser, encarnado en la figura del minotauro. Es una refinada obra que rescata el pensamiento filosófico, educador y político de la figura más controversial en la historia de América. Su pensamiento se hace vivo y se vuelve actual, vigente.
Robinson en la casa de Asterión, producción de la Compañía Regional de Portuguesa, reivindica a Simón Rodríguez y lo exalta como lo que fue: un gran pensador, revolucionario que desafió a toda la naciente sociedad latinoamericana al desarrollar y poner en práctica, arriesgando hasta su vida misma, por su original concepción- bajo la influencia de Jean Jacques Rousseau- lo que deseaba: educar a las nuevas naciones liberadas del yugo español por la espada de Bolívar y sus generales. Educación para derrumbar la herencia colonial y formar auténticos ciudadanos republicanos como seres del conocimiento y expertos en diversos oficios.
Jurado Zavala ficciona y combina al mitológico Asterión, según el cuento de Jorge Luis Borges, con las peripecias existenciales  del brillante intelectual (Caracas, 28 de octubre de 1769/Amotape, Perú, 28 de febrero de 1854), e invita al espectador a revisar sus conocimientos y análisis sobre quien “enseñaba divirtiendo”.
El espectáculo, creado en Guanare, durante la temporada de 2016, se desarrolla en un espacio vacío y sobre un piso que reproduce, con líneas blancas, al laberinto del minotauro de Creta, donde irrumpe Robinson para enfrentarse con el Asterión (hombre con cabeza de toro, el fantástico minotauro), momentos antes de morir y drenar sus fracasos y las culpas de quienes a lo largo de su vida tuvieron que ver con la ruina de los mismos, con el mariscal Sucre a la cabeza. 
Gracias a la concepción minimalista del montaje y la desenfadada actuación de Aníbal y Wilfredo, lo vemos desafiar a quienes lo acusaron de ladrón, de hereje, de promiscuo, cuando su objetivo era educar y crear hombres libres para formar verdaderas repúblicas en la América española. Al final se da cuenta que su salvación está en sus escritos que leyó tantas veces y que nadie supo comprender. Logra demostrar una vez más que, el hombre es grande y trasciende en la historia y el tiempo por sus pensamientos y   sus saberes.
La saga y el legado de Simón Rodríguez o Samuel Robinson no se perdieron, estamos seguros, en los largos y angustiosos 200 años de historia de esta república. Es una referencia obligatoria en todo lo referente a la educación de la sociedad y es por eso que en Caracas, hacia octubre de 1971, se fundó la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez y en más reciente fecha se creó la Misión Robinson, un programa social del gobierno nacional durante la presidencia del comandante Hugo Chávez.
 Robinson en la casa de Asterión sucede en el momento exacto en que Simón Rodríguez o Samuel Robinson (nombre que usa tras la ruina de la conspiración de Gual y España, 1797), muere en Amotape, Perú y se enfrenta, en ese espacio que existe entre el cielo y el infierno, a purgar sus culpas enfrentado a su propio ser, encarnado en la figura del Minotauro. Es una obra que rescata el pensamiento filosófico, educador y político de la figura más controversial en la historia de América. Su pensamiento se hace vivo y se vuelve actual, vigente.
Jurado Zavala ficciona y combina al mitológico Asterión, según el cuento de Jorge Luis Borges, con las peripecias del brillante intelectual (Caracas, 28 de octubre de 1769/Amotape, Perú, 28 de febrero de 1854), e invita al espectador a revisar sus conocimientos sobre quien “enseñaba divirtiendo”.
Robinson en la casa de Asterión reivindica a Simón Rodríguez y lo exalta como lo que fue: gran pensador, revolucionario que desafió a toda la naciente sociedad latinoamericana al desarrollar y poner en práctica, arriesgando hasta su vida misma, por su original concepción- bajo la influencia de Jean Jacques Rousseau- lo que deseaba: educar a las nuevas naciones liberadas del yugo español por la espada de Bolívar y sus generales.
Educación para derrumbar la herencia colonial y formar auténticos ciudadanos republicanos como seres del conocimiento y expertos en diversos oficios fue lo que predico aquel extraordinario hombre.
El espectáculo, creado en Guanare, se desarrolla en un espacio vacío y sobre un piso que reproduce, con líneas blancas, al laberinto del minotauro de Creta, donde irrumpe Robinson para enfrentarse con el Asterión (hombre con cabeza de toro, un minotauro fantástico), momentos antes de morir y drenar sus fracasos y las culpas de quienes a lo largo de su vida tuvieron que ver con la ruina de los mismos, con el mariscal Sucre a la cabeza. 
Gracias a la concepción minimalista del montaje y la desenfadada actuación de Aníbal   y Wilfredo, lo vemos desafiar a quienes lo acusaron de ladrón, de hereje, de promiscuo, cuando su objetivo era educar y crear hombres libres para formar verdaderas repúblicas en la América española. Al final se da cuenta que su salvación está en sus escritos que leyó tantas veces y que nadie supo comprender. Logra demostrar una vez más que, el hombre es grande y trasciende en la historia y el tiempo por sus pensamientos y   sus saberes.
La saga y el legado de Simón Rodríguez o Samuel Robinson no se perdieron en los largos y angustiosos 200 años de historia de esta república. Es una referencia obligatoria en todo lo referente a la educación de la sociedad y es por eso que en Caracas, hacia octubre de 1971, se fundó la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez y en más reciente fecha se creó la Misión Robinson, un programa social del gobierno nacional durante la presidencia del comandante Hugo Chávez.
LABERINTO DEL MINOTAURO
Para algunos críticos, gracias a Jurado Zavala hay en la escena teatral un paralelismo entre Simón Rodríguez o Samuel Robinson y el minotauro Asterión, personajes separados por el tiempo y las culturas, pero amalgamados en el mismo devenir, para relatarnos en una especie de delirum tremens el tránsito de Samuel Robinson, ya liberado y convertido otra vez en Simón Rodríguez.  
Ahí el dramaturgo lo recrea en el instante final de la vida de Rodríguez y lo traslada al famoso laberinto de Creta, lugar de destierro del minotauro Asterión y en el cual ambos se encuentran en una especie de ritual simbólico que atraviesa la vida entera del maestro del Libertador y lo lleva al encuentro con sus demonios personales para acabar liberado de culpas. ¿Acaso no es la vida misma el laberinto y el minotauro un reflejo de nuestra propia oscuridad,  grita el maestro y mentor del Genio de América, hablando así de una realidad que después de 200 años sigue  tan vigente  que dan la impresión que el tiempo no ha transcurrido.
Este Robinson en la casa de Asterión es una obra concebida no para públicos exigentes, en la forma banal del espectáculo, como tal, sino en un producto teatral de contenido exigente frente a sus espectadores. No es un texto complaciente en ningún sentido y ese quizás sea el argumento mayor peso en estos tiempos oscuros en los cuales requerimos de artistas capaces de provocar reflexiones, de tentarnos al ejercicio del pensamiento crítico.
Este espectáculo, que se exhibe desde la temporada de 2016, en varias ciudades venezolanas y latinoamericanas, tuvo  una única presentación ayer 28 de octubre en la sala de Anna Julia Rojas de Unearte, y que se perdone la reiteración.
¡Creemos que hay Simón Rodríguez o Samuel Robinson para muchas décadas más!



"Blanco" sigue en los escenarios de América

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Pablo García Gámez

Este viernes 1 y hasta el 17 de noviembre estreno Blanco en Lima producida por Walter Robert Durán de Reteatrando Teatro con las actuaciones de Alberto Vidarte, Eduardo Bazán y Edgard Linares dirigidos por Gabriel Rossel.  Por cierto, que ya la función de estreno está abarrotada.  Es la segunda vez que Reteatrando presenta una pieza mía; en 2018 estrenaron Noche tan linda que me dejó impactado por el talento y la investigación que hicieron sobre la obra y su contexto, nos dice,via Internet y desde Nueva York,el venezolano Pablo García Gámez
 "Con Blanco sucede que, luego de doce años vuelve a escena revisando diversos aspectos de la xenofobia.  El texto deconstruye a dos miembros del ejército del reino más hermoso del mundo bajo una perspectiva queer llevando a discusión conceptos como colonización, lo arbitrario de imposición de conductas por muy buenas intenciones que haya, la definición occidental de la belleza y otros tópicos.  Es un grito paródico a hechos denigrantes que han causado horror como tener niños en jaulas o la desaparición de personas sin documentos en la frontera.  En lo personal, es una oportunidad única y extraordinaria de dialogar con los espectadores peruanos. Como autor independiente, brinco para que se representen mis textos.   Un proyecto que tengo para el próximo año es participar en FuerzaFest, el festival LGBTQ latino que se realiza en la ciudad con un texto de personajes trans, texto sencillo y complejo por la naturaleza misma de los personajes". 
 "Por otra parte, la antología Teatro Latino: Nuevas obras de los Estados Unidos salió publicada a comienzos de octubre.  En la selección está Olvidadas que en Caracas leyeran mis ídolas Aura Rivas y Francis Rueda.  En el orden académico, este mes presento una conferencia sobre teatro hispano en Stony Brook, Long Island, la universidad donde ahora trabajo.  Por otra parte, el catedrático granadino Antonio César Morón está realizando una investigación en la que incluye piezas mías cuya temática es el choque que ocasiona el proceso migratorio latino en Estados Unidos".
 ¿Cuantas obras tiene lista  para el escenario?
 He escrito alrededor de 40 piezas.  Están listas.  Como comento arriba, tengo que ser mi promotor (¡Pobres piezas, un promotor como yo!), pero me he dado este semestre para adaptarme a la universidad donde ahora trabajo.  El proceso de adaptación colisionó con una idea sobre un texto; colisionó porque cuando viene la idea no me gusta dejarla escapar y ando entre preparar lecciones, clases y escribir diálogos.  Es sobre un personaje de naturaleza hibrida y compleja, personaje con una visión particular del mundo y que ‘descubrí’ en Caracas.
  ¿Que ha pasado con su vida?  
Mi vida es la de un tipo que escribe teatro, que tiene que dar clases, atento a lo que pasa en su país.  Nada del otro mundo, una vida normalota. 
 ¿Esta concursando en Apacuana?
Me hubiera gustado participar.  Es una plataforma que hay que celebrar y apoyar.  Pero entre la universidad y la pieza que estoy desarrollando no me fue posible revisar un texto que está en borrador para enviar.









Epifanía del cangrejo se verá en Caracas

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Reinaldo Montero,autor cubano.
Gracias a la periodista, dramaturga y directora Virginia Aponte, quien lidera a grupo Agoteatro, muy estrechamente vinculado a las actividades culturales de la UCAB, se estrena  en Caracas, hacia la primera semana de diciembre, la pieza Epifanía del cangrejo, del autor cubano Reinado Montero (Cienfuegos, 15 de abril de 1952) quien obtuvo el Premio Teatro Jardíel Poncela 2018 quien es entregado por la fundación española SGAE.  
Montero dijo sentirse afortunado por recibir este galardón, que es 'uno de los referentes más estables y prestigiosos en el panorama de la dramaturgia contemporánea de esta parte del mundo'.
El escritor, quien ganó el Premio Casa por su libro de cuentos Donjuanes (1986), conquistó el lauro con el texto El sueño del amor produce monstruos, que será publicada en la Colección Teatro autor de la institución.
Según indica el boletín, la obra evoca el Capricho número 43, un grabado de la serie del pintor español Francisco de Goya (1746-1828) y fue seleccionado de un total de 165 trabajos presentados a concurso.
Licenciado en Filología por la Universidad de La Habana, Reinaldo Montero es reconocido también por su trabajo como narrador, dramaturgo, guionista de cine y asesor teatral.Es autor de una treintena de libros y una docena de obras teatrales, que recibieron numerosos reconocimientos entre los que destacan el premio Juan Rulfo (1996), el Fray Luis de León (2007), el Alejo Carpentier (2005) y cuatro premios nacionales de la crítica en Cuba (2009, 2006, 2002 y 1997).
Por suexitosa trayectoria en el mundo de las letras fue reconocido, además, como miembro de número en la Academia Cubana de la Lengua.El Premio SGAE de Teatro Jardíel Poncela se convoca desde hace 27 años con elobjetivo de fomentar la creación de nuevos textos dramáticos y ahora reivindica la figura del dramaturgo.
El montaje caraqueño tendrá a los actores Miguel Abreu, Emily Arias y Carlos Neira. Sus funciones están fijadas para el 4 y el 5 de diciembre, a las 7 PM, en el espacio Alterno del Trasnocho Cultural.

Nueva generación de actores

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Jorge Cogollo.
La Compañía Nacional de Teatro (CNT) comenzó hace 35 años a convertirse en un elemento vital dentro de la cultura, en un punto de referencia innegable para aquellos historiadores del quehacer artístico venezolano. Y todo tuvo su origen en una serie de hombres y mujeres quienes pusieron en práctica los dictados del decreto No. 133, del 22 de mayo de 1984, el cual en sus artículos 1 y 4 consignó que la nueva institución tenía por objetivo apoyar la labor de los profesionales que han contribuido al desarrollo del teatro venezolano, así como a propiciar la promoción y capacitación de los nuevos valores, y que su repertorio debería incluir las mejores obras del teatro venezolano e internacional  para el disfrute del público de todo el país; un decreto siguiente, el 134, designó a Isaac Chocrón, director general de la Compañía Nacional de Teatro. Un gran desafío había comenzado y el mismo se mantiene hasta ahora, correspondiéndole  a Carlos Arroyo impulsarlo.
Y como las normas son ley, púes, con la pieza Mercdonalds, de Jorge Cogollo, una nueva cohorte de jóvenes, dirigidos  por  Marisol Martínez , se presentan en el teatro Alberto de Paz y Mateos, sede de la actual CNT, de jueves a domingo, a las 4PM.
Los integrantes de ese Laboratorio de Creación Teatral 2019, bajo la conducción de Marisol Martínez, son Klaus Yánez, David Vincenti, Nella Alfonso, Jean Brito, Brenda Guerrero, Dervis Benarés, Gil J. Osorio y Kleiber Rodríguez,
  Y ahora es, gracias a la inconclusa obra creativa y gerencial del teatrero Carlos Giménez, la cual sigue gravitando positivamente, a casi 25 años de su salida hacia el infinito, en esta segunda década del siglo XXI. No todo se ha perdido en ese carnaval de estúpidos egoísmos donde todos participamos. Hay artistas que se formaron y ahora por sus propios méritos y sacrificios reclaman su puesto en el desarrollo de las sufridas artes escénicas venezolanas. Es el caso del artista múltiple Jorge Cogollo (Caracas, 1986), a quien el pasado viernes 1 de noviembre le estrenaron su texto Mercdonalds.
 Cogollo, a quien conocimos y ponderamos cuando era el actor  protagonista de históricos espectáculos infantiles como Oliverio y Simón, vive ahora en Ciudad de México, y desde allá nos cuenta que ingresa al programa social Niños Actores de Venezuela cuando tenía ocho años, dirigido por Roberto Stopello. “Esas fueron mis primeras experiencias teatrales.  Siguiendo con el TNJV y Unearte. He participado en festivales internacionales en Chile, Argentina y Colombia.  En el 2013 me fui Argentina a seguir investigando sobre la escritura teatral.  He recibido múltiples  reconocimientos. No soy, pues, un desconocido”.
Puntualiza que actualmente vive y mora en Ciudad de México, “con esto de la crisis sólo queda viajar y aprender cosas nuevas. Comparto   con la venezolana Gennys Pérez, otra dramaturgia amiga, e intercambiamos saberes diarios en este breve tiempo que tengo de este lado. Estuve en Argentina cuatro años (quizás vuelva a Buenos Aires), de los cuales dos estuve sacando la maestría de Dramaturgia, estoy en esa lucha con la tesis, pero siendo migrante es tan difícil; mi proyecto de tesis tiene que ver con las lecturas de la mitología en la posmodernidad, a paso lento pero se avanza”.
“He sobrevivido, porque siempre se puede leer y escribir algo aunque se tengan los huesos rotos de las largas jornadas que suelen tener los bares porteños. Aquí en México estoy dando clases en una escuela primaria, es otra experiencia y a veces trabajo en un bar de un amigo español. Con Gennys inventamos una salita chiquitita que llamamos Teatro del bunker, donde entran 15 personas; la estrenamos con su pieza Tequila y ron. La experiencia fue muy linda, por la cercanía con los espectadores. En cuatro años fuera he podido viajar un poco: México, Argentina, España e Italia, siempre visitando amigos, como una especie de oxígeno y recordatorio del país donde pertenezco. Ojo no viajo como burgués, viajo de puyita en puyita, con amigos, trabajando en un bar para pagar el próximo avión ja ja ja. He sido feliz, por supuesto”.
“Conviví con una chica argentina quien le gustaban las chicas, con ella viajé a España y bueno…se dieron un montón de experiencias. Compartí sus luchas, sus frustraciones, sus amores, todo y se convirtió en mi hermana.  Creo que ella, más el testimonio de algunos amigos sobre la maternidad, hizo ese texto que se llama Sólo un instante.  Es el resultado de ese viaje en que ando, y de esa convivencia; ella me pedía que la acompañara a las marchas del orgullo gay, evento que nunca había ido, y pude verlo en España y en Buenos Aires, una fiesta distinta, fuerte, que no se calla: Pude escuchar frente a frente esa pelea....recuerdo verla llorar cuando en el desfile de Barcelona  había una parte que  decía algo así como familias de la diversidad, no lo recuerdo bien pero eran las parejas que habían adoptado, caminaban con orgullo al lado de sus hijos, mi amiga Inés  se puso a llorar, y  en ese momento mi cabeza entendió tantas cosas. Fue como en mitología, descubrir la epifanía, descubrir lo bello, lo hermoso y la verdad en sólo un instante. Cuando la obra empezó a presentarse como imagen Recuerdo que el mapa ruta de la obra, lo anote en una servilleta de algún cliente para no olvidarlo, y   en la mañana se fue armando. Creo que viajar te rompe la cabeza y te hace descubrir un poco más este mundo en que andamos y actuamos”.
“Amigo Moreno-Uribe, no tengo twitter, pero siempre leo tu blog (elespectadorvenezolano.blogspot.com), porque vos, junto a Carlitos Herrera, que ya no está entre nosotros, son la memoria del teatro venezolano de las últimas décadas, cada obra, cada lugar, está retratado en sus páginas, y bueno aunque uno esté lejos siempre expía un poco lo que pasa en su teatro, es casi un deber.  De este lado se lloran las pérdidas del teatro, así como también se aplauden sus aciertos, un abrazo”
Cogollo subraya que tiene otras tres piezas breves sobre la migración venezolana, y “una de ellas es una pareja gay que tiene Sida, uno de los hombres está fuera del país y tiene los medicamentos, el otro se queda en Venezuela. Y a partir de allí se empieza a tener una dura relación. Es una obra en construcción pero estando tan lejos, aun se quedará en el baúl del computador, a medida que el pasa el tiempo afuera, se hace más difícil relacionarse con los grupos, creo que hacen falta esos proyectos como el piquete que le permitía a los dramaturgos no perder contacto directo con los grupos teatrales, porque al fin el pulmón del teatro son los grupos Siempre se le recuerda como la memoria del teatro”.
¿Por cuál vereda o autopista andan sus proyectos teatrales?
Estoy eligiendo entre dos proyectos de mi autoría, uno se llama Ciudades, que son  tres venezolanos  conversando por internet y cada uno habla de la imposibilidad que tiene para encontrarse, uno de ellos se encuentra en México, otro en Alemania y otro en Venezuela. La otra es un Ulises, que llamamos Los migrantes también aman, con una Penélope que espera y un guerrero que se debate en cuál es el momento de regresar. Con un amigo residenciado en Miami estamos viendo la posibilidad de trabajar en una versión de La hora menguada  de Rómulo Gallegos, traerla a una ciudad cerca del mar, inventando dos mujeres que esperan siempre en el mismo día, que construyen siempre la noche de fin de año. Y siempre con los grupos teatrales de Venezuela, tratar de no perder contacto: Jennifer Morales trabaja en una obra que hasta ahora se llama Una comedia menor. Es un rockero que ha pasado ya la edad famosa de los 27 años y se niega a dejar el sueño de la música para entregarse al mundo real”
Aquí en Caracas hay que registrar a Mercdonalds, donde muchachos y muchachas sueñan en hacer la película que los consagrará, pero al mismo tiempo deciden emigrar  y así que sus vidas se consumen en esos dos planos, los cuales materializan en escena.
 El montaje caraqueño está  en avanzado proceso y ahí, desde ahora, destacan los roles femeninos, mientras los actores buscan mejorar sus voces y sus  personajes.Habrá que volverlos a ver para constatar que han superado los escollos naturales de quienes recién empiezan.


Teatro y títeres para los caraqueños

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Teatro para todos los gustos.
El conocido teatrero Alberto Ravara anuncia  y declara que su empresa cultural IIAVE-Teatro de los Invisibles realiza su XIX Festival  de Teatro y Títeres en las comunidades de Caracas 2019, el cual se adelanta desde 2 al 26 de noviembre. Unos 17 grupos teatrales de Caracas y el interior del país materializarán en  comunidades y salas convencionales de la capital venezolana toda una extensa programación que incluye 41 presentaciones de teatro, títeres, danza, arte corporal, estatuas vivientes y circo para niños y adultos; un conversatorio “El teatro: Otros encuentros posibles”, cinco talleres de formación profesional y el encuentro de artistas, cultores, público y comunidad en general. "También fuimos anfitriones el sábado 2 de noviembre del Encuentro Poético del Sur, con participación de poetas de: Argentina, España, Colombia, Puerto Rico y Venezuela", comenta.   
El Instituto de Investigaciones para el Desarrollo del Arte en Venezuela (IIAVE)  ejecutará  su XIX Muestra de Teatro y Títeres en las Comunidades de Caracas, la cual es una plataforma independiente para contribuir a consolidar un canal de expresión para mostrar el trabajo artístico de nuestros creadores profesionales y emergentes, 43 presentaciones artístico-teatrales, a cargo de 17 grupos del interior del país y caraqueños, quienes tendrán la oportunidad de intercambiar experiencias y saberes sobre el nuevo teatro, y brindar a la comunidad un gran espectáculo escénico que contribuya a la edificación del nuevo paradigma de creación y relación con el hecho cultural. En esta edición  han comprometido su participación agrupaciones de Caracas, Miranda, Aragua, Carabobo, Portuguesa, Anzoátegui y Barinas.
En escuelas, hospitales, centros comunitarios, urbanismos, salas de teatro y espacio IIAVE,en el pentahouse del edificio Tejar, de Parque Central, se realizará el encuentro con  las 43 funciones de teatro, danza, títeres, circo, poesía y estatuas vivientes. En el marco de esta convocatoria también se ofrecerán cinco talleres de formación, el conversatorio “El teatro: Otros encuentros posibles”, charlas, foros con comunidad y crítica especializada.
El Instituto de Investigaciones para el desarrollo del Arte en Venezuela (IIAVE)  es Caracas y del interior del país. Ha producido 18 ediciones anteriores del festival de teatro y títeres en Caracas, dos ediciones del evento en las comunidades del estado Vargas y una  muestra del festival en Ciudad Caribia. Siendo uno de los más activos promotores culturales del teatro profesional y comunitario, ha sido propulsor de investigaciones sobre la evolución del teatro y las formas de expresión, así como la interacción con diferentes técnicas y disciplinas artísticas, se puede decir de Ravara.
Cabe destacar que todas estas actividades se ofrecen al público en general con entrada libre y gratuita. "Somos de la firme convicción de que los artistas y la sociedad podemos desarrollar un teatro con o sin apoyo del estado o de la empresa privada. El no mezclar saberes y creación con dinero puede ocasionar dificultades pero proporciona un sentido de libertad responsable sin igual. ¡A intercambiar saberes!, ¡dispongámonos a compartir el fruto de nuestra creación. Las palabras sobran, pongamos lo mejor de nosotros para lograr las metas y objetivos!, arriba el telón".


PARA NO OLVIDAR A RODOLFO SANTANA

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Portada de la revista Theatron dedicada a Rodolfo Santana a siete años de su mutis.
¿Qué sería de las tablas teatrales y de la pantalla grande venezolana sin el legado de Rodolfo Santana, uno de los más importantes dramaturgos y directores de teatro en Venezuela?
En palabras de su colega y gran amigo Néstor Caballero, Premio Nacional de Cultura 2012, “el desarrolló lo que pocos dramaturgos logran: una estética.Una estética del desamparado, del marginal, del que siempre ha sido obstruido.Dejó obras maestras que perdurarán. No hay un solo año en que una pieza de Rodolfo no sea estrenada. Nunca se guardó los conocimientos ni la experiencia a la hora de dictar un taller”.
Escribió más de 80 piezas, las cual han sido traducidas a diversos idiomas y personificadas en Latinoamérica y Europa. Por lo atractivo de sus contenidos sus obras teatrales se han mantenido activas en los teatros venezolanos hasta la actualidad.
Sus trabajos giran en torno a una reflexión detenida, pero con la impronta humorística característica de los venezolanos, sobre aspectos como la problemática social, el poder político, influencia de los medios de comunicación, lingüística, la cultura y la humanidad del pueblo latinoamericano en general.
Su evolución
Santana vio la luz del mundo en Caracas el 25 de octubre de 1944, pero se convirtió en petareño de crianza. Su vena artística afloró a los 15 años con la redacción de cuentos y novelas breves. A los 19 años se unió a grupos de teatro en Petare, donde inició su carrera dramatúrgica.
La obra La muerte de Alfredo Gris dio inicio a los reconocimientos que le fueron otorgados por sus dotes artísticos al hacerlo ganador del Primer Premio en el Concurso de Dramaturgia de la Universidad del Zulia. En esa ocasión logró una mención de honor con la obra Los hijos del Iris, y un año más tarde, en la siguiente edición del mismo concurso obtuvo el segundo premio con su obra La ordenanza.
Entre los posteriores galardones que obtuvo destacan: el Premio Nacional de Teatro, con la obra BarbarrojaPremio “Juana Sujo” a la mejor obra del año por su obra El sitiomención de honor con la obra Tarántula en el Premio Internacional “León Felipe”; el Premio “Juana Sujo” a la mejor obra por el montaje de su obra La farrael Premio Nacional de la Crítica a la mejor obra por el espectáculo experimental llamado El Gran Circo del Sur; y, finalmente, obtuvo en Cuba el Premio Casa de las Américas en la mención teatro por Ángel perdido en la ciudad hostil.
En 1970 comenzó a dirigir el Teatro Universitario de Maracay, dependiente de la Universidad Central de Venezuela. En 1974, fundó el Laboratorio de Investigación Teatral, adjunto a la Dirección de Cultura de la Universidad del Zulia. En Maracaibo, dirigió obras de calle y teatro de cámara.
El inicio de su participación en la pantalla grande se dio en 1975 con una intensa actividad como guionista al trabajar con el director venezolano Clemente de la Cerda; allí escribió los guiones de los largometrajes El reincidente (1975), El crimen del penalista (1976),  Compañero de viaje (Premio Municipal al mejor guión cinematográfico, 1979) y Los criminales (basado en una obra teatral de 1981). También trabajó como director de arte en el rodaje cinematográfico y la dirección del Grupo Teatral Cobre.
Para Mauricio Wallerstein, cineasta mexicano radicado en Venezuela, escribió el guión del largometraje La empresa perdona un momento de locura (1978), basado en su obra de teatro y protagonizado por el cantautor venezolano Simón Díaz. Entre sus últimos trabajos se encuentran los guiones de la telenovela Amores de Barrio Adentro (2004) y del filme El Caracazo (2005), ambos bajo la dirección de Román Chalbaud. Santana murió el 21 de octubre de 2012 por complicaciones de salud.
No hay que olvidar que Baño de damas, escrita en 1986 y estrenada al año siguiente por Ibrahim Guerra en la sala Anna Julia Rojas, la cual hace actualmente temporada en el Celarg, producida por la Compañía Nacional de Teatro y dirigida por Aníbal Grunn.
Del libro Como es Rodolfo Santana, publicado a mediados de 1995, hemos tomado algunos fragmentos de algunos capítulos donde el mismo cuenta su historia
ENSAMBLE SANTANA
- Kierkegaard dice que la vida solamente puede ser vista hacia atrás, pero debe ser vivida hacia adelante. Yo, desde muy niño, por predica de mi abuelo, aprendo que hay que vivir como si fuese a llegar a los 100 años. También me inculca que debo estar listo como si voy a morir mañana…Yo hice mi mutis durante una mañana de domingo. Salí de mi apartamento para comprar cigarrillos, comestibles y devorarme unos pastelitos andinos de esos que vende Gracia…pero caí al piso, saliendo del supermercado… de donde me levantaron los Bomberos de Guarenas. Me fui de escena.
-No había cumplido mis primeros 68, me faltaban tres días… y desde entonces cuento y recuento algunos aspectos de mi saga y hasta muestro algunos fragmentos de lo que más hice: obras de teatro.
-En mi familia siempre encuentro  resguardos que amparan la aventura creadora. Vivo en Guarenas, desde cuando no era la ciudad dormitorio en que la han convertido ahora. Era una inmensa casa solariega, donde retozaban ocho primos, cinco tías y cuatro tíos. Nací y  me críe en una familia patriarcal, donde la figura relevante es mi abuelo materno, un comerciante que tocaba el violín, la bandola y la guitarra, y me llevaba a ver la opera, la zarzuela, el teatro e incluso fuimos al Nuevo Circo de Caracas para ver experimentados matadores en sus inolvidables faenas. ¿Juego, deporte, cultura…?
-Mi abuelo tuvo dos grandes rupturas en su vida: la visión del cometa Halley y poder escuchar a Carusso. Lo recuerdo en el patio de nuestra casa, tocando valses andinos con la bandolina, rodeado de gallinas, pavos y gallo. Él, mi mama y mis tías se ocuparon de familiarizarme con los clásicos de la literatura universal y los creadores latinoamericanos.
-Mi familia…muy venezolana, muy tradicional, intenta conservar las tradiciones, los gestos, el pathos de la condición venezolana. Numerosa, y tan estrechamente unida, aunque muy diversa, un perfecto microcosmos, una representación de la sociedad venezolana en pequeño. Hay profesionales, abogados, arquitectos, también militares, monjas, guerrilleros, políticos y hasta actrices. En ella veo chocar las más variadas opiniones y criterios.
-Mi familia es mí primer gran escenario, mi primer drama, aunque las relaciones afectivas son muy felices, los criterios, opiniones y actitudes variaban y se enfrentan. Ahí, en acción, aprendo la sustancia del teatro; en sus oposiciones, conflictos, señales y todos los accesos que de la observación exterior permiten atisbar una realidad más profunda, significativa. Acompáñenme, una vez más, y nos divertiremos todos. Existo para eso: divertir y educar…si me lo permiten.
-Escribo teatro porque no puedo ser Hilary escalando el Jomolunga o el monte Everest, mucho menos Marco Polo o Charles Limberg. Vinculo la escritura a la aventura y creo que los seres humanos asumimos la vida como un viaje, con naufragios irremediables. La historia está llena de héroes viajeros,  con sus descubrimientos y combates. Igual ocurre en la ficción. El hombre es monotemático con la aventura y desde niños, al igual que Ulises, preparamos la embarcación para buscar la Itaca personal.
-Hay quienes permanecen en la primera isleta que consiguen, la exploran y se crean un hábitat cómodo y preciso, con amores definidos y angustias no muy elevadas. Por lo general llegan a banqueros o son sus víctimas. La experiencia del niño que juega, que expande su imaginación entre vaqueros y pieles rojas, Tarzán, el Tigre de la Malasia, los tres mosqueteros y la gran cauda de los personajes de la aventura es propia de nuestra cultura. Así ha ocurrido durante siglos, pero mucho me temo que el modelo aventurero que conocí repasando la bitácora de Colon, las construcciones de Verne, Salgarí, Dumas; las catedrales de Víctor Hugo, Proust, Balzac y otros, ahora adquieren tonos trágicos.
-De mi padre tengo pocos recuerdos, algunos esenciales. Cuando estuve a punto de morir, por primera vez, mi madre Aura  cuenta que él estuvo día y noche junto a la cuna. Lloraba. Se divorciaron cuando yo tenía unos seis años y había más hijos. De repente aparecía, muy atildado, a visitarnos en Guarenas. Provocando el natural revuelo entre mis tías y genera comidas en restaurantes con nosotros, sus hijos. Muchos años después, vivo un tiempo en su casa de El Hatillo y le doy a leer mi primera novela, Los halcones dorados.
-Lo recuerdo en el desayuno: rompe un huevo tibio en una copita y alaba mi novela, dice que le cuesta creer que yo la hubiese escrito.
-Entonces, yo muy orgulloso, le digo que quiero publicarla y necesito que me proporcione el dinero para hacerlo. Termina de desayunar, me ve y me dice:
-¿Tú crees que voy a gastar dinero para publicar esa mierda?
-Me provocó matarlo.
-¿Acabas de alabar la novela y ahora me dices que es una mierda? ¿Cuándo te pido plata para publicarla?, le riposté.
-Tomó su jugo de naranja y dijo:
-Escucha, me gustó la novela, pero es el trabajo temprano de un muchacho de 17 años. Ya veo en ella lo que puedes ser, lo que puedes lograr más adelante, trabajando duro. Si publicas esa novela, otras personas se van a cebar en tus errores antes que en tus virtudes y no quiero que se burlen de mi hijo.
-Nos despedimos para siempre. El 11 de octubre de 1969 fallece de un infarto al miocardio. Tenía 51 años. Era diputado al Congreso de la República por la fracción perezjimenista. Se desposó otras veces y dejó más hijos. Recuerdo que, con mis hermanos, en Navidad por ejemplo, no pedíamos juguetes sino a Verne, a Salgarí y Dumas como presentes del  Niño Jesús. Pedíamos libros y más libros. Conocí a Shakespeare a los 13 años y mi abuelo me dio a los 14 una antología de Víctor Hugo. La biblioteca del abuelo era un iceberg en medio del desierto, era tremenda. Ahí, los  días domingos, él se sentaba con todos sus nietos para escuchar Fantasías dominicales, de Radio Caracas Radio, pero no solo escuchamos música clásica, sino además ópera y él nos hablaba de Verdi, Mozart, Bach y nos leía sus biografías, descubriendo mundos rítmicos asombrosos.
Me jubilaba con varios compañeritos de la Escuela Ambrosio Plaza y siempre aparecía “Pata de chivo”, un policía alto, flaco, con dientes salidos que nos agarraba en los pozos y nos llevaba a la prefectura. Ahora recuerdo la imagen y me parece magnifica: seis niños, mojados, con los bultos a la espalda, arreados por el policía entre sembradíos de cambur, repitiéndonos:
-Tienen que estudiar, carajitos, tienen que estudiar.
-Cuando estudie en el colegio Santo domingo Sabio y en el liceo San José de Los Teques, ambos regentados por los salesianos, me ocurrieron en ambos eventos algunos hechos que yo considero mágicos, porque mi puesto de estudio siempre estaba al lado de las bibliotecas del colegio y del liceo, es decir, estudiaba pero leía además algunos de los volúmenes de esas bibliotecas, como a Sweig y sus famosas biografías, Toimbee,         diderot, y Bakunin, entre otros.Era un buen estudiante, tan bueno que distinguía la precariedad de mis profesores. Mis estudios se interrumpieron… no se compaginaban con los problemas económicos en la casa de mi madre y mis inquietudes. Lo cierto es que hacia 1964  adquirí de manera irrevocable la convicción de ser escritor.Desastre.Durante los cinco años siguientes soporte la marejada familiar de “escribe como un hobbie, pero prosigue tus estudios para que tengas una profesión”.
-Fue entonces cuando decido ser escritor sin profesión, sin tener la tonsura de un grado, muy seguro, de mi alma de escritor, pero no de dramaturgo, porque durante dios años escribí teatro sin saber que era dramaturgo. Escribí cerca de 15 o 20  obras referidas a los problemas de las comunidades marginales del distrito Sucre, ambiente en el cual me movía. Con mis obras provocaba manifestaciones, juntas comunales y grupos culturales. Eran obras dirigidas a conseguir algo. Después fue que me encontré como dramaturgo. Es decir me complique la vida, metí pasión, afecto, sensaciones y sexo.  Escribí obras con personajes carnalizados, con nervios y sangre.
-Cuando opté por abandonar los estudios  y asumirme como escritor, sabía que elegía un estadio de estudio diferenciado. Un tiempo de trabajo que pertenecía estrictamente a mi oficio. Allí estaba mi capacidad creadora. Una imaginación que me desbordaba y que durante años me mantuvo al filo de la locura. Pues imaginación es la facultad de construir mundos alternativos, guías posibles de hallazgo en medio de una realidad absolutamente fría  y especifica que, por lo regular, lo niega.
-Pero en esas primeros décadas de mi vida, y debo de contarlo, aquí, yo tuve participación activa en las turbulencias de  los años 60 y recuerdo que tenía actividades combativas y públicas, organizaba grupos y repartía octavillas contra el gobierno y apuntalaba los mítines, entre 1962 y 1964. Cierto día, en un autobús que rodaba por la caraqueñísima avenida Urdaneta, llevaba el original de  mi obra La muerte de Alfredo Gris. La sentía distinta, con personajes que arrancaban de una experiencia íntima. Tenía rasgos de mí. El autobús se detuvo. De pronto, me vi en medio de una de esas manifestaciones normales y reiterativas de aquellos tiempos. La policía intervino con disparos al aire y bombas lacrimógenas. Hombres y mujeres que corrían, estudiantes quemando vehículos y gritando consignas, la policía disparando contra todo bulto humano que se moviera, el tráfico bloqueado.
-En similares ocasiones anteriores yo permanecía en el lugar, participando o intentando participar de la manifestación, pero esa vez abandone el vehículo. Corrí por las calle laterales evadiendo los hombres-sabuesos y llorando por los gases. Y corría, no tanto por mí, sino por la obra. Me dio terror pensar que pudiera extraviarse, que fuese herido y las hojas manuscritas se esparcieran sobre el pavimento y  fueran pisoteadas. Corrí hasta una esquina segura, no tanto para salvarme yo, sino salvar el original. En esos momentos, refugiado en ese desconocido pasillo, entendí que era dramaturgo, no agitador ni narrador. Corrí cobarde para salvar de la muerte a mi Alfredo Gris y ese acto me mostró otras valentías. Allí fue cuando descubrí que era escritor, que era dramaturgo. Allí sacrifique la ideología por el arte. De esa época recuerdo que Franz Kafka enseña que quien conserva la facultad de ver la belleza no envejece. Y lo hice, por eso nunca envejecí.
Me desposé en Caracas a los 19 años, el 22 de noviembre de 1963, con Gladys Rodríguez, tras pedir permiso legal a  mi mamá Aura Salas, porque era menor de edad. Y ese mismo día por la tarde mataron a John F. Kennedy. Treinta años después recupere tal magnicidio con mi obra El asesinato múltiple como diversión pública.
-Para ese entonces, finales de aquel inolvidable 1963, Aníbal Guerrero, director de Cultura del Distrito Sucre, me pregunto:
-¿Sabes de teatro?
Le dije que sí, porque sabía. Conocía al dedillo los trágicos griegos, el Siglo de Oro Español, los autores isabelinos y muchas obras de dramaturgos latinoamericanos. Me nombró Director de Teatro de la Casa de la Cultura  y comencé organizar grupos de teatro en los barrios de Petare. Barriadas nacientes, donde aún el  polvo flotaba, infelices urbanismos sin agua, ni electricidad. Me sumergí en las  necesidades abrumadoras de una invasión que rehuía al campo…donde cultivar era un asunto miserable.
-Trabaje el entremés El mancebo que caso con mujer brava, de Cervantes, en versión de Casona. Cuando lo presenté, en una zona que ahora es La Urbina, recibimos una lluvia de tomates y piedras. Al mancebo, vestido de riguroso atuendo clásico, lo llamaban “Peter Pan marico”. No me detuve ante el desastre. Investigué fríamente el porqué de las piedras y los tomates: sencillamente no entendían al mancebo, ni su vestimenta, ni tampoco su rebuscado lenguaje y ademanes, etcétera. Al no entender, el público hizo su espectáculo: "Peter Pan marico" y participó activamente con piedras y tomates.
-Y conste que tan virulenta actitud antes los espectáculos equivocados no es privilegio único de las zonas marginales. No puedo olvidar que durante el estreno de Las lanzas coloradas, de Arturo Uslar Pietri, en versión escénica de Carlos Giménez, en el teatro Municipal de Caracas, con Lupita Ferrer de protagonista, les  arrojaron unos cuantos repollos y  rollos de papel higiénico en abundancia. Eso fue en 1974, durante un Festival Internacional de Teatro. Años más tarde, mi amigo Cosme Cortázar, me contó que todo aquello había un complot contra ese temible argentino que se estaba apoderando del teatro venezolano… ¡que sí se lo tomó y le dio un empujón histórico como movimiento social y cultural que cambio el quehacer artístico!
-El fracaso con el entremés de Cervantes me enseñó muchísimo. A partir de ahí fue cuando empecé a escribir teatro. Comencé con Primera inquisición, donde aparecían personajes del propio Petare, como  El ratón, un ex boxeador loco por los golpes recibidos en el cuadrilátero y los propinados por la policía; doña Ventura, una mujer con tres hijos que le habían levantado su rancho, resistiendo a las embestidas de la policía y la Guardia Nacional. En la trama se planteaban los problemas de la ausencia de agua potable y la luz eléctrica,  el cómo concebir el día siguiente, la angustia de la cotidianidad y la consecución  de los alimentos básicos. Cuando la estrenamos, en el barrio El Carmen, de Petare, el silencio era absoluto, la risa acompañaba a los personajes conocidos, la furia marcaba el final de las acciones.
-Ahí, con esa obra simple, donde lo fundamental era comunicarse con la gente, fue cuando entendí que el teatro era una necesidad social, tan importante como el sueño o la alimentación. Este precepto me lo alimentó Francisco D`Antonio, el notable investigador de los pintores ingenuos venezolanos, quien unido a la parafernalia marxista, grabo señales definitivas en mis obras.
-Durante los 12 años siguientes, exploré el ámbito del desarraigo en muchas de sus vertientes. Fueron las etapas en que se formó el MAS y el Partido Comunista de Venezuela se reducía a ojos vista. Conocí a Leonardo Azparren  Giménez y Herman Lejter. Ambos ejercieron influencias capitales en mi trabajo. Leonardo se esmeraba en educarme como dramaturgo. En Barquisimeto, en cierta oportunidad, le dijo bromeando en un desayuno a un periodista de El impulso, luego de una noche en vela:
-Rodolfo es mi dramaturgo.
Y me pareció bien. Acertado y veraz. Las recomendaciones de Leonardo sobre lenguaje, elipsis, temas, estructuras, modificaron totalmente mis modelos creadores. Y otro tanto hizo Lejter quien, para el momento, era una de las estrellas del teatro venezolano y, con paciencia de rabino, leyó mis obras y las discutimos, en los jardines de la Facultad de Veterinaria de Maracay, o en los cafetines de la caraqueña UCV.
-Rodolfo, te metes mucho con el sexo en tus obras, me dijo un día en el cafetín de Medicina.
-¿Sí?
-Coño, sí, demasiado. Uno no sabe si se está montando un burdel o una obra de teatro.
-Por aquel entonces, yo estaba notablemente influenciado por Freud, Basaglia, la pornografía y Henry Miller, y por eso le riposté: Si la gente supiera tirar viviría mejor. ¿No te parece?
-Coño, monta una comuna entonces donde la  gente aprenda a tirar. Pero en un escenario venezolano no puedes situar a  un actor mamándole la  teta a una actriz. Vete a los teatros eróticos de Amsterdam que allá tendrás un éxito resonante.
-La verdad es que el sexo en varias de mis obras era un tanto excesivo. Capturé la sugerencia de Herman y disminuí los valores eróticos en los textosEn esa época asomaron mis cualidades detectivescas: intuir la verdad del hecho. La guía secuencial de asesinatos, infidelidades, traiciones, corrupciones que, al final, no lo eran tanto. Hasta más o menos, 1985, sostenía en eventos sociales y ante las protesta general de los contertulios, que los humanos realmente no éramos pecadores. No éramos malos. La mayoría solo realizábamos vergüenzas, satisfacciones de ciertas hormonas indetenibles. Hasta los crímenes más detestables poseían una secuencia de eventos que, de cierta animal manera, los justificaban.
-El infierno es el lugar más solitario que existe, pregonaba.
-Y en una etapa de 12 años, trabaje obras nacidas de sucesos, dando una versión distinta. Los criminales siempre se me confesaban inocentes. Cuando conversaba con los familiares de las victimas siempre eran irremediablemente víctimas y siempre indicaban, inconscientemente, la puerta tremebunda, la humillación que conducía al crimen. Luego de tantos años de transitar por los peores estadios de la condición humana: asesinos, putas, chulos, gais proxenetas, narcotraficantes, políticos corruptos, que son una reiteración cuando uno se refiere a los políticos, fue cuando encontré la guía de la aventura.
-En esos 12 años me olvidé de Dios y, afortunadamente, Dios no se olvidó de mí. Estaba totalmente marxistalizado. Manejaba la imaginación de acuerdo al latido del mundo y por fortuna siempre fallé. Jamás logre entrar en el realismo socialista. El animadorHistorias de cerro arribaLa empresa perdona un momento de locura, y otras obras más fueron escritas con Dios allende las fronteras y tratando de describir el mundo de manera coherente y nunca pude.
-Recuerdo que para ese entonces yo estaba muy vinculado al medio psiquiátrico y dirigía un taller de expresión y lenguaje en una comunidad terapéutica durante cuatro años; en ella se aplicaban las más recientes técnicas del campo psiquiátrico. Hubo un episodio real: un obrero que se accidentó y arremetió contra las máquinas de la empresa en que había trabajado; luego el mismo ingresó a tratarse en aquella comunidad, y esto me proporcionó una idea global de la cual nació La empresa perdona un momento de locura.
-Para gestar la obra realicé dos procesos simultáneos y convergentes: uno documental y otro testimonial. En el primero me sumergí en el estudio de la psicología industrial como ciencia que intenta ejercer una función de dominación sobre el obrero concreto. Luego investigue el caso real, verdaderamente ocurrido, así como otros casos similares de otros obreros, y sus experiencias con la aplicación de la psicología industrial. Fui de lo general a lo individual, de la psicología industrial aplicada, no solo en Venezuela, sino aun en sociedades altamente desarrolladas, como el Japón, al caso humano vivo, para volver a lo general.
-Sobre el psicoanálisis y la psiquiatría que aparecen en La empresa perdona un momento de locura debo subrayar son ciencias utilizadas como instrumentos de dominación. La  ciencia aplicada, la publicidad por ejemplo, está en función de un proceso de dominación y transculturización, pero no es necesariamente así, y en nuestras manos la ciencia puede y debe ser un instrumento de, liberación, en un nuevo orden del mundo. Luego del descubrimiento de América el mayor descubrimiento fue el del inconsciente.
-También en esa etapa entendí que una obra de arte posee sus propias leyes. Algo separado del mundo que se le integra, pero posee su peculiar geometría, arquitectura, respiración, gravedad. El ser humano puede ser un animal y lo demuestra cada día, pero también momento a momento respira estética y quiere ser bueno. Siempre seremos así.

El 13 de noviembre debería ser el Dia del Teatro de Venezuela

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SHAKESPEARE JAMAS AUSENTE DE LOS ESCENARIOS CRIOLLOS


¿Es justicia que el 13 de noviembre sea dedicado a exaltar al teatro venezolano, el cual lo integran todos sus artistas y todos espectadores?
Esta pregunta se la está haciendo el colectivo teatral criollo desde cuando festejaron el centenario del natalicio del dramaturgo y pintor César Rengifo (Caracas, 14, 05,1915/ 02,11,1980), y quien ahora en representación del clamor de centenares de teatreros, están solicitando al actual Poder Ejecutivo Nacional una rectificación  del actual Día Nacional del Teatro (28 de junio), al cual nuestro apreciado e inolvidable maestro del realismo social siempre consideró “un rezago histórico del nefasto colonialismo español por lo que debía ser sustituido por una fecha de mayor significación para la nacionalidad venezolana”.
En tal sentido, Sylvia Mendoza, Carlos Edsel González, Oscar Acosta y Samuel Rodríguez Brito y un centenar de firmas legales suscribieron un pronunciamiento y exposición de motivos, por intermedio del cual se recomienda que se instituya como Día Nacional del Teatro Venezolano al 13 de  noviembre de cada año.
 HOMENAJE PARA CESAR RENGIFO
Como parte de los homenajes  que se le rindiendo al maestro Rengifo, en ese centenario,  un grupo de amistades, alumnos, artistas innovadores, investigadores, historiadores y camaradas, teniendo como punto de encuentro la doctrina de Simón Bolívar, declararon e  hicieron del conocimiento público su iniciativa de enaltecer el 13 de noviembre de 1828, como auténtico Día Nacional del Teatro.
En razón de lo antes expuesto, dice el  documento en nuestro poder, “es justicia deslastrar a la nación venezolana de los rezagos históricos colonialistas y en homenaje a César Rengifo, hay que rectificar, valorando históricamente el decreto emitido y suscrito por el Libertador Simón Bolívar, en fecha del 13 de noviembre de 1828, mediante el cual concedió permiso y privilegios tributarios” a dos ciudadanos, para construir el teatro “El Coliseo”, ubicado en la hoy esquina de Coliseo, de Caracas; ya que el Libertador  estaba convencido que “este tipo de recintos son medios ideales de reformas de costumbres y lecciones de moral”.
En este sentido, “los ciudadanos  peticionarios  exhortan al actual ciudadano presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, que una vez analizados los hechos históricos y los documentos jurídicos que avalan nuestra propuesta, estudiada desde hace más de 35 años, y que representa un segmento fundamental e integral de la refundación de la República y del ideario bolivariano, en  contraposición al 28 de junio de 1600 que si testimonia al Estado Monárquico Español, por ser una fecha que a la luz de nuestros días constituye un rezago colonialista, de la dominación cultural de la época y jurídicamente antehistórica”.
“Es propicio indicar que sometemos ante el Poder Ejecutivo este proyecto, en este momento de celebración centenaria. Tampoco se puede olvidar que César Rengifo rechazó una condecoración Orden Diego de Lozada en primera clase por considerar que conlleva en si la exaltación de hechos y acciones que se contradicen con lo esencial dela a nacionalidad y de ser venezolano, como son la libertad y la anti conquista. Por lo tanto, en esta oportunidad no es menos cierto que, nos encontramos ante una efeméride que se contradice con los fines de nuestro actual Estado democrático, social, de Derecho y Justicia; así como los valores republicanos: libertad, igualdad, justicia y paz internacional contenidos en la doctrina del Libertador Simón Bolívar.   En espera, de la rectificación de esta justa propuesta, en homenaje al Libertador Simón Bolívar y a César Rengifo quedamos del Ejecutivo Nacional en solicita respuesta a esta justa rectificación histórica”.
EXPOSICION DE MOTIVOS
Hasta el momento, el Día Nacional del Teatro, vigente hasta que lo deroguen, fue establecido por el decreto 2.706, publicado en la Gaceta Oficial No. 31.509 del 15 de junio  de 1978 y suscrito por él, para ese entonces, presidente Carlos Andrés Pérez.
Para establecer la efeméride se tomó en cuenta, que  el 28 de junio era la fecha con data más antigua que se conocía sobre el teatro venezolano, de acuerdo a un acta que se conserva en el archivo del Concejo de Caracas, con esa fecha del 1600. Posteriormente, al decreto de Pérez surgieron calificadas voces que cuestionaron con fundamentos  documentales, la declaratoria de marras, en tanto hay otras fechas  anteriores en los anales de la historia del arte teatral. El documento más antiguo relacionado con la historia del teatro se remonta al 9 de mayo de 1595, cuando al mayordomo de Caracas le ordenaron que tuviera en cuenta que se hiciera “algún regocijo de alguna danza y comedia para este año el día del Corpus Cristi y gaste lo que fuere necesario”.
De acuerdo a lo anterior, queda clara la inconsistencia del 28 de junio de 1600 como la fecha más antigua referida al teatro que podemos encontrar en la historia. Más recientemente surgió un cuestionamiento conceptual e ideológico: en el año 1600 no se representaba teatro venezolano propiamente dicho, sino más bien el que hacían los conquistadores españoles; cabe la pregunta: ¿Cómo celebrar el teatro venezolano, tomando como base una fecha referida  a la cultura y la escena que impusieron los europeos? Es, a inicios del siglo XIX, luego de la Independencia y el advenimiento  de la República, cuando se puede hablar de un teatro venezolano como tal, una vez surgen los primeros autores y dramas suscritos en el país. Con el cambio del Día Nacional del Teatro se estaría resarciendo un error histórico, a la vez que haciendo justicia a los trabajadores de la escena y la intención bolivariana de que nuestros valores culturales se correspondan
DECRETO DE BOLÍVAR
Una fecha de significación y relevancia para la escena nacional, es la del 13 de noviembre de 1828, cuando el Libertador desde Santafé de Bogotá, capital de la Gran Colombia, emitía el siguiente decreto: SIMÓN BOLÍVAR LIBERTADOR PRESIDENTE Considerando 1) Que la construcción de casas de coliseo contribuyen al ornato de las ciudades. 2 Y que  los establecimientos bien dirigidos influyen en las reformas de las costumbres, pues pueden darse en ellos sanas  lecciones de moral, teniendo presente la solicitud que por conducto del Jefe Superior Civil y Militar de Venezuela, me ha dirigido José María Ponce y Ambrosio Cardozo, reducida a pedir algunos privilegios para llevar a efecto la obra de un coliseo en la ciudad de Caracas, DECRETO: Artículo primero: se concede a José María Ponce y Ambrosio Cardozo, el permiso que solicitaron para formar un teatro en Caracas, en el mismo sitio en que los años anteriores se han  representado personalmente  algunas piezas dramáticas. Artículo segundo: los empresarios de esta obra gozarán de un privilegio exclusivo para dar al público esta clase  de diversiones por el término de 15 años que se contarán desde el día en que se abra el coliseo. Artículo tercero: Se concede también a los mismos empresarios la gracia de que no paguen en los dos primeros años derechos ni contribución alguna para las representaciones que dieren  al público; pero pasados esos  dichos dos años contribuirán en cada uno de los posteriores para los hospitales de caridad con el producto integro de una diversión.
El teatro y su público esperan,pues, una decisión del Poder Ejecutivo actual.


RODOLFO SANTANA IMPRESCINDIBLE

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De la edición XV de la Feria Internacional del Libro de Venezuela, escenificada en la plaza Bolívar de Caracas, quedarán muchos recuerdos, pero quizás hay uno que no se podrá olvidar y es la presentación de la revista digital Theatron, en su edición 28, con 270 páginas, un valioso trabajo editorial de Carlota Martínez, la cual tiene en su portada una espectacular fotografía del homenajeado y un título que lo dice todo: Rodolfo Santana Imprescindible.
 Y es por eso que ahora nosotros preguntamos ¿Qué serían de las tablas teatrales y de la pantalla grande venezolana sin el legado de Rodolfo Santana, uno de los más importantes dramaturgos y directores de teatro en Venezuela?
En palabras de su colega y gran amigo Néstor Caballero, Premio Nacional de Cultura 2012, “el desarrolló lo que pocos dramaturgos logran: una estética. Una estética del desamparado, del marginal, del que siempre ha sido obstruido. Dejó obras maestras que perdurarán. No hay un solo año en que una pieza de Rodolfo no sea estrenada. Nunca se guardó los conocimientos ni la experiencia a la hora de dictar un taller”.
Escribió más de 80 piezas, las cual han sido traducidas a diversos idiomas y personificadas en Latinoamérica y Europa. Por lo atractivo de sus contenidos sus obras teatrales se han mantenido activas en los teatros venezolanos hasta la actualidad.
Sus trabajos giran en torno a una reflexión detenida, pero con la impronta humorística característica de los venezolanos, sobre aspectos como la problemática social, el poder político, influencia de los medios de comunicación, lingüística, la cultura y la humanidad del pueblo latinoamericano en general.
Su evolución
Santana vio la luz del mundo en Caracas el 25 de octubre de 1944, pero se convirtió en petareño de crianza. Su vena artística afloró a los 15 años con la redacción de cuentos y novelas breves. A los 19 años se unió a grupos de teatro en Petare, donde inició su carrera dramatúrgica.
La obra La muerte de Alfredo Gris dio inicio a los reconocimientos que le fueron otorgados por sus dotes artísticos al hacerlo ganador del Primer Premio en el Concurso de Dramaturgia de la Universidad del Zulia. En esa ocasión logró una mención de honor con la obra Los hijos del Iris, y un año más tarde, en la siguiente edición del mismo concurso obtuvo el segundo premio con su obra La ordenanza.
Entre los posteriores galardones que obtuvo destacan: el Premio Nacional de Teatro, con la obra BarbarrojaPremio “Juana Sujo” a la mejor obra del año por su obra El sitiomención de honor con la obra Tarántula en el Premio Internacional “León Felipe”; el Premio “Juana Sujo” a la mejor obra por el montaje de su obra La farrael Premio Nacional de la Crítica a la mejor obra por el espectáculo experimental llamado El Gran Circo del Sur; y, finalmente, obtuvo en Cuba el Premio Casa de las Américas en la mención teatro por Ángel perdido en la ciudad hostil.
En 1970 comenzó a dirigir el Teatro Universitario de Maracay, dependiente de la Universidad Central de Venezuela. En 1974, fundó el Laboratorio de Investigación Teatral, adjunto a la Dirección de Cultura de la Universidad del Zulia. En Maracaibo, dirigió obras de calle y teatro de cámara.
El inicio de su participación en la pantalla grande se dio en 1975 con una intensa actividad como guionista al trabajar con el director venezolano Clemente de la Cerda; allí escribió los guiones de los largometrajes El reincidente (1975), El crimen del penalista (1976),  Compañero de viaje (Premio Municipal al mejor guión cinematográfico, 1979) y Los criminales (basado en su obra teatral de 1981). También trabajó como director de arte en el rodaje cinematográfico y la dirección del Grupo Teatral Cobre.
Para Mauricio Wallerstein, cineasta mexicano radicado en Venezuela, escribió el guión del largometraje La empresa perdona un momento de locura (1978), basado en su obra de teatro y protagonizado por el cantautor venezolano Simón Díaz. Entre sus últimos trabajos se encuentran los guiones de la telenovela Amores de Barrio Adentro (2004) y del filme El Caracazo (2005), ambos bajo la dirección de Román Chalbaud. Santana murió el 21 de octubre de 2012 por complicaciones de salud, en un hospital de Guarenas.
No hay que olvidar que Baño de damas, escrita en 1986 y estrenada al año siguiente por Ibrahim Guerra en la sala Anna Julia Rojas. Ahora volvió a los escenarios producida por la Compañía Nacional de Teatro (Carlos Arroyo, la comanda) y dirigida por Aníbal Grunn.
ENSAMBLE SANTANA
 De nuestro  libro Como es Rodolfo Santana, publicado a mediados de 1995, hemos tomado algunos fragmentos de algunos capítulos donde el mismo cuenta su historia.
- Kierkegaard dice que la vida solamente puede ser vista hacia atrás, pero debe ser vivida hacia adelante. Yo, desde muy niño, por predica de mi abuelo, aprendo que hay que vivir como si fuese a llegar a los 100 años. También me inculca que debo estar listo como si voy a morir mañana…Yo hice mi mutis durante una mañana de domingo. Salí de mi apartamento para comprar cigarrillos, comestibles y devorarme unos pastelitos andinos de esos que vende Gracia…pero caí al piso, saliendo del supermercado… de donde me levantaron los Bomberos de Guarenas. Me fui de escena.
-No había cumplido mis primeros 68, me faltaban tres días… y desde entonces cuento y recuento algunos aspectos de mi saga y hasta muestro algunos fragmentos de lo que más hice: obras de teatro.
-En mi familia siempre encuentro  resguardos que amparan la aventura creadora. Vivo en Guarenas, desde cuando no era la ciudad dormitorio en que la han convertido ahora. Era una inmensa casa solariega, donde retozaban ocho primos, cinco tías y cuatro tíos. Nací y  me críe en una familia patriarcal, donde la figura relevante es mi abuelo materno, un comerciante que tocaba el violín, la bandola y la guitarra, y me llevaba a ver la ópera, la zarzuela, el teatro e incluso fuimos al Nuevo Circo de Caracas para ver experimentados matadores en sus inolvidables faenas. ¿Juego, deporte, cultura…?
-Mi abuelo tuvo dos grandes rupturas en su vida: la visión del cometa Halley y poder escuchar a Carusso. Lo recuerdo en el patio de nuestra casa, tocando valses andinos con la bandolina, rodeado de gallinas, pavos y gallo. Él, mi mama y mis tías se ocuparon de familiarizarme con los clásicos de la literatura universal y los creadores latinoamericanos.
-Mi familia…muy venezolana, muy tradicional, intenta conservar las tradiciones, los gestos, el pathos de la condición venezolana. Numerosa, y tan estrechamente unida, aunque muy diversa, un perfecto microcosmos, una representación de la sociedad venezolana en pequeño. Hay profesionales, abogados, arquitectos, también militares, monjas, guerrilleros, políticos y hasta actrices. En ella veo chocar las más variadas opiniones y criterios.
-Mi familia es mí primer gran escenario, mi primer drama, aunque las relaciones afectivas son muy felices, los criterios, opiniones y actitudes variaban y se enfrentan. Ahí, en acción, aprendo la sustancia del teatro; en sus oposiciones, conflictos, señales y todos los accesos que de la observación exterior permiten atisbar una realidad más profunda, significativa. Acompáñenme, una vez más, y nos divertiremos todos. Existo para eso: divertir y educar…si me lo permiten.
-Escribo teatro porque no puedo ser Hilary escalando el Jomolunga o el monte Everest, mucho menos Marco Polo o Charles Limberg. Vinculo la escritura a la aventura y creo que los seres humanos asumimos la vida como un viaje, con naufragios irremediables. La historia está llena de héroes viajeros,  con sus descubrimientos y combates. Igual ocurre en la ficción. El hombre es monotemático con la aventura y desde niños, al igual que Ulises, preparamos la embarcación para buscar la Itaca personal.
-Hay quienes permanecen en la primera isleta que consiguen, la exploran y se crean un hábitat cómodo y preciso, con amores definidos y angustias no muy elevadas. Por lo general llegan a banqueros o son sus víctimas. La experiencia del niño que juega, que expande su imaginación entre vaqueros y pieles rojas, Tarzán, el Tigre de la Malasia, los tres mosqueteros y la gran cauda de los personajes de la aventura es propia de nuestra cultura. Así ha ocurrido durante siglos, pero mucho me temo que el modelo aventurero que conocí repasando la bitácora de Colon, las construcciones de Verne, Salgarí, Dumas; las catedrales de Víctor Hugo, Proust, Balzac y otros, ahora adquieren tonos trágicos.
-De mi padre tengo pocos recuerdos, algunos esenciales. Cuando estuve a punto de morir, por primera vez, mi madre Aura  cuenta que él estuvo día y noche junto a la cuna. Lloraba. Se divorciaron cuando yo tenía unos seis años y había más hijos. De repente aparecía, muy atildado, a visitarnos en Guarenas. Provocando el natural revuelo entre mis tías y genera comidas en restaurantes con nosotros, sus hijos. Muchos años después, vivo un tiempo en su casa de El Hatillo y le doy a leer mi primera novela, Los halcones dorados.
-Lo recuerdo en el desayuno: rompe un huevo tibio en una copita y alaba mi novela, dice que le cuesta creer que yo la hubiese escrito. Entonces, yo muy orgulloso, le digo que quiero publicarla y necesito que me proporcione el dinero para hacerlo. Termina de desayunar, me ve y me dice:
-¿Tú crees que voy a gastar dinero para publicar esa mierda?
-Me provocó matarlo.
-¿Acabas de alabar la novela y ahora me dices que es una mierda? ¿Cuándo te pido plata para publicarla?, le riposté.
-Tomó su jugo de naranja y dijo:
-Escucha, me gustó la novela, pero es el trabajo temprano de un muchacho de 17 años. Ya veo en ella lo que puedes ser, lo que puedes lograr más adelante, trabajando duro. Si publicas esa novela, otras personas se van a cebar en tus errores antes que en tus virtudes y no quiero que se burlen de mi hijo.
-Nos despedimos para siempre. El 11 de octubre de 1969 fallece de un infarto al miocardio. Tenía 51 años. Era diputado al Congreso de la República por la fracción perezjimenista. Se desposó otras veces y dejó más hijos.

Llega el rey Lear

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Federico Pacanins,productor y uno de los versionistas.

Llega el estreno de una obra de Shakespeare que nunca antes se había representado en los escenarios venezolanos. Se trata de El rey Lear. La temporada en este 2019 es breve y está fijada para  el teatro de la Asociación Cultural Humboldt, los próximos sábados 7 y 14 y domingos 8 y 15 de diciembre a las 11 de la mañana, en San Bernardino. Su director Gerardo Blanco respondió así nuestro cuestionario:
¿Por qué el Rey Lear?
Porque  es un reto,un honor, una oportunidad única, es marcar un hito en la carrera de cualquier hombre o mujer de teatro  y sobretodo porque es un texto maravilloso, una de las tragedias más importantes escrita por el dramaturgo eterno, William Shakespeare, una pieza de total vigencia.
¿Qué razón hay para mostrarlo?
Es una obra que describe con mucha claridad las miserias humanas, la ingratitud filial, la vejez, las luchas generacionales, el poder como objeto perverso, la soberbia. Lear sufre el castigo inclemente de la naturaleza y la locura para finalmente comprender muy tarde su grave error, no escucha los argumentos del Bufón, personaje misterioso que actúa como su conciencia, y Kent su noble amigo que lo acompaña hasta el final. Sus errores llevan a su reino y a su familia a la devastación total.Dos tragedias corren  paralelas en esta obra, la del Rey Lear y sus tres hijas  y las de Gloucester y sus dos hijos. Lear atenta inconscientemente  contra el Estado y su familia al repartir su reino a sus hijas  según el criterio de la que manifieste  en palabras que lo ama más , el poder mal utilizado puede ser destructivo arrastrando a todos a un abismo . La obra en su transitar nos hace tropezarnos muchas veces con nuestra situación país y con el lado oscuro del ser humano, este parlamento de Gloucester en la segunda escena del primer acto es más que elocuente:
"GLOUCESTER Estos últimos eclipses de sol y luna no nospresagian nada bueno:el amor se enfría, la amistad decae, los hermanos se separan: amotinamientos en las ciudades, discordias entre países, traición en los palacios; y se rompen los vínculos entre padres e hijos. Este vil hijo mío, Edgar, viene incluido en la predicción; he ahí a un hijo contra su padre. El rey se aparta de la ley natural: he ahí a un padre contra un hijo......Además ¿Por qué el noble y abnegado Kent es desterrado? Qué es delito? ¿Qué es honestidad?... Qué raro.(Sale)
¿Qué lectura social, política o cultural propone  con esa pieza?
El poder arbitrariamente utilizado puede tener consecuencias fatales, los pueblos deben oponerse a que las decisiones que involucran al estado sean tomadas sin consenso, la lealtad y la fidelidad son valores de peso en las relaciones humanas.
¿Cómo se financia el proyecto?

Este proyecto lleva el impulso maravilloso y yo diría que titánico de un gran gerente cultural y hombre de las artes  Federico Pacanins, apoyado porsupuesto por la Asociación Cultural Humboldt, institución que por cierto está cumpliendo y celebra  con esta programación sus 70 años de gestión cultural y el aporte generoso de instituciones privadas , miembro y amigos, gente maravillosa que cree en la cultura como camino para generar cambios importantes en nuestro país. Agradezco a Federico Pacanins y a todo el equipo de Asociación Cultural Humboldt la maravillosa oportunidad de compartir con este inmejorable equipo técnico y de actores esta experiencia única: El rey Lear.
¿Cual es el elenco que está ensayando?

Un grupo de actores de primera línea , profesionales con un excelente nivel , responsables, talentosos, todos conscientes del compromiso que están enfrentando, no tengo para ellos sino mi agradecimiento, respeto y admiración, tengo que resaltar la presencia del primer actor Jorge Palacios , que nos ha dado una cátedra de profesionalismo, compromiso , responsabilidad a través de un impecable trabajo actoral  , yo agradezco mi encuentro con Jorge y la sinergia lograda con el y todo el elenco en general , el cual quiero permitirme nombrar junto con mi equipo técnico en esta entrevista:Lear, Rey de Bretaña – Jorge Palacios; Goneril, hija mayor de Lear – Patty Oliveros; Regan, segunda hija de Lear – Sandra Yajure; Cordelia, hija menor de Lear – Silvia De Abreu; Bufón – Jeizer Ruiz; Duque de Cornwall – Orlando Villalobos; Duque de Albany – Juan Carlos Grisal; Conde de Kent – Gerardo Soto; Conde de Gloucester – Carlos Abbatemarco; Edgar, hijo legítimo de Gloucester – Manuel Villalba; Edmund, hijo bastardo de Gloucester – Ignacio Marchena; Oswald, camarero de Goneril – José Sánchez; Rey de Francia / Soldado – Martin Almonetti; Duque de Borgoña / Soldado – Rafael Gorrochotegui; criados – Anakarina Fajardo, Rosana Mottola y Cipriano Castro Flores; soldados – Daniel Martínez y Alexander Kaas; cantante invitada – Katherine Coll.
El montaje cuenta con la producción de Carlos Silva, la asistencia de producción de Rosana Mottola y Cipriano Castro Flores, la asistencia de dirección de Enith Pulido, la música original de Daniel Atilano, la escenografía de Freddy Belisario, el vestuario de Antonio Alfonso, la iluminación de Valentina Sánchez, el sonido de Manuel Gerdel, la fotografía y el video de José Martínez, el diseño gráfico de Silvia De Abreu y la jefatura de prensa de Anakarina Fajardo.
¿Usted ha versionado el texto?
Si, basados en una versión de Nicanor Parra, Federico Pacanins y yo hicimos la adaptación.
¿Es el primer director que se atreve a mostrarlo?
Aquí en Venezuela, que  susto, que responsabilidad, pero que privilegio, hemos estudiado y trabajado tenazmente en este proyecto todo un año, con humildad pero con un deseo inmenso de cumplir con  los objetivos y los sueños planteados, poniendo todo sin pretender que eso sea suficiente pero sin guardarnos nada.....doy gracias a Dios y a la vida por este regalo, ahora solo falta que el que sabe más de teatro, el público  llene la sala Humboldt en estas cuatro únicas funciones los días: 7, 8, 14 y 15 de diciembre y nos dé su opinión.


¡GRACIAS TÍO! para no olvidar a Carlos Giménez

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Lo acompañé en su cena familiar del 24 de diciembre de 1992, durante la cual recordó su viaje a Moscú y a otras ciudades rusas. La última vez que hablamos fue por teléfono, ese, 6 de enero de 1993, había publicado una crónica donde exaltaba su labor a lo largo del año anterior, aquel inolvidable 1992, cuando el teatro había humedecido la pólvora de la guerra civil y silenciado los Golpes de Estado. Su hermana, Ana, llamó a mi apartamento para decir  que  Carlos Giménez pasaría a la bocina, pero…ya estaba afásico y por eso dijo, a pesar  de todo, tras una dura lucha para coordinar pensamiento y palabra: gracias…tío. Nunca más hablamos ni nos volvimos a ver.
Todo había comenzado durante la mañana de un luminoso día de pago, 15 o 31, no puedo precisar el mes, pero seguro estoy que ocurrió antes de mayo de 1970.Él entró al halla del edificio Santa Rosa –que se erguía diagonal a la actual Casa del Artista- en la calle Real de Quebrada Honda, donde funcionaba la redacción y talleres del diario La Verdad, y preguntó por las columnistas Nené Arenas y Sofía Imber.
-Traigo unas gacetillas para ellas.
Lo miré de arriba abajo, mientras me embolsillaba presuroso  unas 600 bolívares de esa quincena que había recibido ahí mismo, frente a una modesta taquilla de “caja”. Él vestía unos raídos jeans y una manchada franela, estaba montado en unas sandalias algo estropeadas. Y yo estrena mi primer traje comprado en Caracas, elaborado en una tela gris que extrañamente me picaba en las piernas.
Vaya- dije para mí- he aquí una hippie trasnochado buscando a esas periodista culturales, a quienes precisamente nunca les veía sus caras.
Volvió  a preguntar y ante su cortés insistencia opté por atenderlo y decirle que “no trabajaban en la redacción, son colaboradoras, envían sus crónicas con el mensajero, pero puedo recibir estas notas de prensa y se las haré llegar en el momento oportuno”.
Él se río, y ripostó, con un mareante acento argentino:
¿Tú eres colombiano?
-Sí, ¿por qué?
-¡Vaya!, no te molestes, vos tenés un bonito país, el año pasado estuvimos allá y nos fue muy bien, soy Carlos Giménez, director de teatro, a tus órdenes.
En verdad que ese argentino me desarmó y hasta me cayó bien. Lo hice seguir a la oficina de cables internacionales de LaVerdad, donde al llegar le dije: aquí trabajo desde 1969 y además hago una página, todos los lunes, sobre las actividades culturales del domingo.
La conversación giró sobre esa, su segunda visita, a caracas para instalarse a trabajar en el Ateneo de Caracas, donde, durante el diciembre anterior había realizado una temporada con su grupo El Juglar de Córdoba, mostrando tres obras: una de Federico García Lorca, otra de Eugene Ionesco y una de Fernando Arrabal.
-¿Y cómo les fue con la crítica?, pregunté.
.Nos fue bien, ¿sabes?, nos escribieron cositas lindas-¿Y tú por que no escribes sobre teatro en vez de esa artes plásticas y de todas esas feas exposiciones de arte popular, de esas pinturas de domingo?
-No sé, esto es lo que aquí quieren, porque así lo hacen en los otros periódicos, y yo recién empiezo: todavía no conozco el terreno, aquí las cosas no son tan fáciles para los colombianos, como me le enseñó mi jefe, un generoso chileno, Rafael Fuentes Plaza. ¿No te parece a ti?
-No colombianito, esa es una excusa, tienes que escribir sobre el teatro, eso si hace falta aquí; se necesitan periodistas de teatro y, por supuesto críticos. Y perdona que te haga esta propuesta, pero es que aquí no son muy claras las cosas en la prensa cultural. No lo entiendo.
Quedé impresionado por la claridad que tenía ese teatrero sobre lo que podía hacer con la prensa y hasta llegué a darle, internamente, la razón.
Me entregó una copia de gacetillas que dejaba para Imber y Arenas y se marchó, tras reiterar que me esperaba ese domingo en la sala Metropolitana del Parque Recreacional El Conde, ubicado frente los edificios de Parque Central, al cual para ese entonces le construían su primera etapa con miras a cambiarle la forma de vivir al caraqueño.
La invitación del desconocido Carlos Giménez era para ver el espectáculo Hecho y rehecho, un unipersonal de otro argentino, su amigo Héctor Clotet, quien le acompañó durante varios años en su aventura venezolana.
Después de aquí sigo para Europa, vos verás, dijo en el portal de La Verdad. Tenía un ensayo y debía enseñar con el ejemplo, como siempre fue su lema.
Nadie podía vislumbrar lo que se fraguaba en aquel lejano 1970. Ambos éramos inmigrantes. Ni él ni yo podíamos vislumbrar  lo que estábamos construyendo minuto a minuto.
Me hice periodista cultural y afronté la crítica teatral con mis propios métodos. E n los años 80 lo salvé del "destierro", de la ruina de Rajatabla, con una campaña desde El diario de Caracas, Había caído en desgracia por “El Macondázo”, desagradable incidente verbal, cosa muy frecuente en él, ante las mujeres de la familia Otero. En otra ocasión, el mismo Herman Lejter -¿Quién lo puede creer ahora?-hizo de “puente de plata” para suavizar el encono que yo tenía con ese atropellador argentino.
´Él y yo siempre vivíamos en aceras paralelas, pero en múltiples ocasiones chocábamos violentamente para después separarnos de nuevo. Nos respetamos siempre e incluso me obligó a que respetara a los demás. Nuestras grandes peleas fueron porque me excedía en el  uso de la palabra escrita y provocaba llegas en el alma de “esos artistas que se equivocaron sin pretender hacerlo”.
“Moderato…colombiano insensato…te van a matar…no ves que los estás enterrando en vida…déjalos que se mueran solitos”, nos decía por teléfono o en persona, tras acompañarlo en una cena o en la barra de algún bar de Sabana Grande.
Él creció de gran manera. Adquirió muchísimo poder a consecuencia de su talento artístico y habilidad gerencial. Se hizo tan venezolano que durante años fue “El Gran Cacique” o “El ministro del teatro”. Cosechó la consecuencia de sus éxitos, de su tesonera labor para crear un grupo, llevarlo por el mundo entero y traer preseas nunca antes vistas para las artes criollas. Al mismo tiempo inicio el experimento de los festivales internacionales para descubrir el teatro a miles y miles de ciudadanos. Y por si fuera poco incitó al cambio de las caducas estructuras del teatro criollo, tanto en lo estético, como en lo educativo y además en su organización grupal. Creó asociaciones, invento premios, renovó estilos, lanzo proyectos y dejo que mucha gente se ganara su comida, mientras a otras le enseño a soñar. Escindió la historia del teatro en un antes y un después de su peregrinar.
Hasta que un día cualquiera, en medio  de la aterradora soledad de los creadores, un abrazo de amor le puso una pesada y angustiosa ancla para detener su  fulgurante carrera y obligarlo a luchar por la cura de sus dolencias corporales... y del alma también. Murió aquel 28 de marzo de 1993.


"Oscuro,de noche" participa en 38 Festival de Teatro de Occidente

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Oscuro, de noche, espectáculo  basado en la pieza homónima de Pablo García Gámez, inaugura el 38 Festival de Teatro de Occidente, el próximo  3 de diciembre, informó Carlos Arroyo, versionista  y director de dicho homenaje, además de ser el actual presidente de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), institución adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, la cual es la productora general.
Arroyo recordó que el Festival de Occidente, el cual se prolongará hasta  el sábado  7 de diciembre, contará además con diversos montajes como Perros y Cuentosperegrinos, además de Rowinsky en clave de humor, y Los inmigrantes, una reciente producción de Compañía Regional de Teatro de Portuguesa, montajes que se mostrarán a partir de las  8:30 pm.
El Festival de Teatro de Occidente, recordó Arroyo, emergió en el panorama teatral venezolano desde el año 1982,gracias a sus creadores fundadores Federico Collado, Alberto Ravara y Francisco Leonti, pero es hacia 1989 cuando la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa, que el mismo comanda, asumió la coordinación de  diversos eventos y aporto la infraestructura para los mismos, nada menos que con dos salas convencionales y un espacio polivalente, “además de la energía y la pasión propias de la juventud”.
Este evento, recuerda, Arroyo abrió sus puertas a diversos elencos internacionales, los cuales  comienzan a conocerse en nuestros escenarios; dicha apertura incluye además un público entusiasta, estimulando así  la  creación del Circuito Teatral de Centro Occidente, integrado por artistas y espectadores de estados venezolanos como Barinas, Lara, Yaracuy, Cojedes y el mismo Portuguesa; además fomenta la creación del Circuito de Festivales de Suramérica, el cual se acrecienta con  el Festival de Trujillo (Perú),el Festival de Manta (Ecuador), el Festival de Pasto  y el Festival de Cúcuta, (Colombia), además de Arteón de Argentina.
 Puntualizó Arroyo que durante la pasada XV Feria Internacional del Libro de Caracas, la Compañía Nacional de Teatro participó, con “sus músculos y talento humano” en la producción  de espectáculos  tales como Azul, sobre textos de Ramos Sucre y Cruz Salmerón, puesta en escena por  Rufino Dorta; El mozote, de Luis Herodies, versión escénica de Rodolfo Porras, y  Desde la orilla, texto de Luis Alberto Crespo, también dirigido por el mismo Dorta.
Y, por si fuera poco, la Compañía Nacional de Teatro es coeditora, junto a Unearte, de la revista Theatron, cuyo número 28, coordinado por Carlos Martínez, fue presentado durante la reciente Feria del Libro y está dedicada a Rodolfo Santana.
 Y recientemente, junto a la editorial El Perro y la Rana, presentó un libro con los ganadores de los Premios Apacuana, un concurso único en Venezuela de nueva dramaturgia, creada por la CNT.


EL REY LEAR ES PARA DICIEMBRE

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Gerardo Blanco y Federico Pacanins versionaron el texto shakepeareano
Llega el estreno de una obra de Shakespeare que nunca antes se había representado en los escenarios venezolanos. Se trata de El rey Lear. La temporada en este 2019 es breve y está fijada para  el teatro de la Asociación Cultural Humboldt, los próximos sábados 7 y 14 y domingos 8 y 15 de diciembre a las 11 de la mañana, en San Bernardino. Su director Gerardo Blanco respondió así nuestro cuestionario:
¿Por qué el Rey Lear?
Porque  es un reto,un honor, una oportunidad única, es marcar un hito en la carrera de cualquier hombre o mujer de teatro  y sobretodo porque es un texto maravilloso, una de las tragedias más importantes escrita por el dramaturgo eterno, William Shakespeare, una pieza de total vigencia.
¿Qué razón hay para mostrarlo?
Es una obra que describe con mucha claridad las miserias humanas, la ingratitud filial, la vejez, las luchas generacionales, el poder como objeto perverso, la soberbia. Lear sufre el castigo inclemente de la naturaleza y la locura para finalmente comprender muy tarde su grave error, no escucha los argumentos del Bufón, personaje misterioso que actúa como su conciencia, y Kent su noble amigo que lo acompaña hasta el final. Sus errores llevan a su reino y a su familia a la devastación total.Dos tragedias corren  paralelas en esta obra, la del Rey Lear y sus tres hijas  y las de Gloucester y sus dos hijos. Lear atenta inconscientemente  contra el Estado y su familia al repartir su reino a sus hijas  según el criterio de la que manifieste  en palabras que lo ama más , el poder mal utilizado puede ser destructivo arrastrando a todos a un abismo . La obra en su transitar nos hace tropezarnos muchas veces con nuestra situación país y con el lado oscuro del ser humano, este parlamento de Gloucester en la segunda escena del primer acto es más que elocuente:
"GLOUCESTER Estos últimos eclipses de sol y luna no nospresagian nada bueno:el amor se enfría, la amistad decae, los hermanos se separan: amotinamientos en las ciudades, discordias entre países, traición en los palacios; y se rompen los vínculos entre padres e hijos. Este vil hijo mío, Edgar, viene incluido en la predicción; he ahí a un hijo contra su padre. El rey se aparta de la ley natural: he ahí a un padre contra un hijo......Además ¿Por qué el noble y abnegado Kent es desterrado? Qué es delito? ¿Qué es honestidad?... Qué raro.(Sale)
¿Qué lectura social, política o cultural propone  con esa pieza?
El poder arbitrariamente utilizado puede tener consecuencias fatales, los pueblos deben oponerse a que las decisiones que involucran al estado sean tomadas sin consenso, la lealtad y la fidelidad son valores de peso en las relaciones humanas.
¿Cómo se financia el proyecto?

Este proyecto lleva el impulso maravilloso y yo diría que titánico de un gran gerente cultural y hombre de las artes  Federico Pacanins, apoyado porsupuesto por la Asociación Cultural Humboldt, institución que por cierto está cumpliendo y celebra  con esta programación sus 70 años de gestión cultural y el aporte generoso de instituciones privadas , miembro y amigos, gente maravillosa que cree en la cultura como camino para generar cambios importantes en nuestro país. Agradezco a Federico Pacanins y a todo el equipo de Asociación Cultural Humboldt la maravillosa oportunidad de compartir con este inmejorable equipo técnico y de actores esta experiencia única: El rey Lear.
¿Cual es el elenco que está ensayando?

Un grupo de actores de primera línea , profesionales con un excelente nivel , responsables, talentosos, todos conscientes del compromiso que están enfrentando, no tengo para ellos sino mi agradecimiento, respeto y admiración, tengo que resaltar la presencia del primer actor Jorge Palacios , que nos ha dado una cátedra de profesionalismo, compromiso , responsabilidad a través de un impecable trabajo actoral  , yo agradezco mi encuentro con Jorge y la sinergia lograda con el y todo el elenco en general , el cual quiero permitirme nombrar junto con mi equipo técnico en esta entrevista:Lear, Rey de Bretaña – Jorge Palacios; Goneril, hija mayor de Lear – Patty Oliveros; Regan, segunda hija de Lear – Sandra Yajure; Cordelia, hija menor de Lear – Silvia De Abreu; Bufón – Jeizer Ruiz; Duque de Cornwall – Orlando Villalobos; Duque de Albany – Juan Carlos Grisal; Conde de Kent – Gerardo Soto; Conde de Gloucester – Carlos Abbatemarco; Edgar, hijo legítimo de Gloucester – Manuel Villalba; Edmund, hijo bastardo de Gloucester – Ignacio Marchena; Oswald, camarero de Goneril – José Sánchez; Rey de Francia / Soldado – Martin Almonetti; Duque de Borgoña / Soldado – Rafael Gorrochotegui; criados – Anakarina Fajardo, Rosana Mottola y Cipriano Castro Flores; soldados – Daniel Martínez y Alexander Kaas; cantante invitada – Katherine Coll.
El montaje cuenta con la producción de Carlos Silva, la asistencia de producción de Rosana Mottola y Cipriano Castro Flores, la asistencia de dirección de Enith Pulido, la música original de Daniel Atilano, la escenografía de Freddy Belisario, el vestuario de Antonio Alfonso, la iluminación de Valentina Sánchez, el sonido de Manuel Gerdel, la fotografía y el video de José Martínez, el diseño gráfico de Silvia De Abreu y la jefatura de prensa de Anakarina Fajardo.
¿Usted ha versionado el texto?
Si, basados en una versión de Nicanor Parra, Federico Pacanins y yo hicimos la adaptación.
¿Es el primer director que se atreve a mostrarlo?
Aquí en Venezuela, que  susto, que responsabilidad, pero que privilegio, hemos estudiado y trabajado tenazmente en este proyecto todo un año, con humildad pero con un deseo inmenso de cumplir con  los objetivos y los sueños planteados, poniendo todo sin pretender que eso sea suficiente pero sin guardarnos nada.....doy gracias a Dios y a la vida por este regalo, ahora solo falta que el que sabe más de teatro, el público  llene la sala Humboldt en estas cuatro únicas funciones los días: 7, 8, 14 y 15 de diciembre y nos dé su opinión.

Los 80 y los 40 de Johnn Lennon

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Paul Salazar y Aura D’Arthenay son teatreros y esposos en la vida real y en el trepidante mundo de la ficción escénica. Preparan los debidos festejos para conmemorar los 80 años del glorioso nacimiento y los luctuosos 40 del inexplicable asesinato del legendario artista John Lennon, ambos sucesos en el venidero 2020. Por eso lo entrevisto aquí:
¿Puede echar el cuento de cómo fue el proceso y cómo fue el inicio de su profesionalización?
Mi primer acercamiento al teatro fue en el bachillerato, siendo yo muy joven, a los 15 años, en enero de 1983. Esa fue la primera vez que estuve en una obra, en el grupo del Instituto Experimental de Formación Docente, ahora, Instituto Luis Beltrán Prieto Figueroa, en la avenida Rómulo Gallegos, con un texto de Aquiles Nazoa, Los seres superiores o al que no le haya pasado alguna vez que levante la mano, dirigida por el profesor Henry González. Tuve la suerte que desde mis inicios en el bachillerato en ese grupo conocí la disciplina teatral, pues la tropa era muy buena y se lo tomaba en serio. Pero la verdad es que para mí nunca hubo presión con la disciplina, yo nací con un código que no sé de donde me vino, era muy extraño que a esa edad uno tenga tanto rigor, pues realmente no los tomábamos muy en serio. Yo entré al teatro y en mi familia nadie era del medio, ni algo parecido, y siempre me sentí en casa. Puntualidad, respeto por el público, sacar el proyecto adelante de todas todas, aprenderse el texto. Sé que mucha gente empieza en el teatro en bachillerato o en la primaria, eso me ocurrió a mí, solo que tuve la suerte que aun en ese nivel amateur estuve con gente muy disciplina y entregada, fueron unas muy buenas bases. Yo, en ese liceo destacaba en deporte, especialmente en atletismo, pues corría muy rápido, eso me ayudaba para ciertos deportes, por lo que en algún momento pensé que haría la carrera de docencia en deportes en el Pedagógico de Caracas, pero el Teatro ya me había mordido la mente y el alma, y una vez que estaba haciendo una diligencia en la zona educativa, muy cerca del Ministerio de Educación, por la Esquina del Cuño, vi pasar a Luis Pardi, ese señor  me llamó la atención, pues, él parecía fuera de contexto, realmente se me parecía a un embajador inglés y veo que entra a una puerta justo al lado de la oficina en donde esperaba ser atendido por algo relacionado  a unos papeles del Ministerio de Educación, creo que con el objetivo de entrar a estudiar en el Pedagógico, y vi que esa puerta, donde ingresó Pardi, era la Escuela Nacional de Artes Escénicas César Rengifo, en donde él era el director, entré, me encantó el ambiente, pregunté qué era eso, me explicaron, me inscribí  para empezar el año escolar 1987-1988, audicioné, quedé, y hasta el sol de hoy no he dejado de hacer teatro. Ahí empezó nuestra profesionalización. La formación que tuvimos en la Escuela fue muy buena, con profesores de primera, y en lo personal, tuve la suerte que no solo tuve el aprendizaje académico, sino el práctico, pues estuve involucrado en muchos montajes oficiales de la Escuela. Con ellos viajamos y aun siendo estudiantes de teatro, pisamos importantes salas de Caracas: el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela con El testamento del perro. Todas las salas del Ateneo de Caracas de entonces, Teatro Nacional. Viajamos con Luis Pardi a su Boconó natal, a Valera, Trujillo. Nos presentamos en El teatro de La Ópera de Maracay, Ateneo de Valencia, en fin, para unos jóvenes de 20 años, era lo mejor que nos podía pasar, por eso es que esa época nos marcó tanto a los compañeros que tuvimos la suerte de vivirla, y reitero, con un gran staff de profesores, a los que les agradecemos inmensamente la formación. Fueron cuatro años maravillosos, en mi caso, de 1987 a 1991, con la lamentable situación de la muerte de Pardi, el 7 mayo de 1990, es decir, nuestro último año de formación lo hicimos con ese duelo, que todavía pega. Pero, todo tiene su final –se terminaba la Escuela-, y había que seguir adelante, por lo que la formación nunca se detuvo. Nos empezamos a involucrar en distintos proyectos teatrales en diversos grupos. En lo personal, descubrí que mi lugar en las tablas era en la dirección y en la dramaturgia, descubrí que aquel joven que quería ser actor por encima de cualquier cosa era en esencia un director de sus obras. Nos empezamos a preparar para eso, cursos talleres. Un día nos dimos cuenta, Aura D’Arthenay, Milagro Alvarado y yo, que teníamos la necesidad de desarrollar una voz propia, y fundamos nuestra agrupación, Producciones Pequeño Grupo. Pero la preparación nunca termina, al punto que a mis 50 años, luego de 28 años de egresado de la César Rengifo y un trabajo continuo en el teatro, ingresé a Unearte donde se nos otorga el título de TSU en Teatro, haciendo justicia y revalidando lo que tanto Luis Pardi exigía en su momento, la profesionalización del estudiante de Arte, desde todo punto de vista, incluso el académico desde la formalidad de su título respectivo. Seguí estudios en la Universidad de las Artes, y ya egresé de ella también, en la mención dramaturgia, próximamente lo hará Aura en la mención de Actuación. Previamente, yo ya había sacado el título de TSU en publicidad y Mercadeo. Como se ve, un andar continúo de estudio y trabajo. Momentos buenos, momentos malos, frustraciones, logros, alegrías, siempre intentando ser mejores personas.
¿Cómo ha sido la lucha para sobrevivir y ser alguien?
Es difícil hablar de eso, pues la lucha es muy dura para todos los del gremio teatral, y ha sido así siempre. ¿Qué ahora tenga sus particularidades? Seguramente. La situación es muy complicada y realmente necesitas de mucha mística, voluntad o vaya usted a saber qué para seguir adelante. Ahora, a Aura y a mí, se nos hace muy difícil hablar de eso, pues no quiero caer en la posición de víctima. Aura y yo tenemos una personalidad que lo hace todo más difícil, espero no ser mal interpretado, pues la personalidad no es de arrogancia, todo lo contrario, somos muy bajo perfil y eso tiene su precio en este ambiente, ahora lo sabemos, además, nadie nos manda a ser así, lo cierto es que no podemos ser de otra manera. Aquí hay que tener agallas para trabajar y sacar un proyecto adelante, pero hay que tener agallas para darte a respetar, hacerte ver. Nosotros lo intentamos por medio del trabajo, y acéptenlo o no, eso no basta. Tal vez, resulta que el trabajo realizado por nosotros en estos 32 años no haya sido suficiente, eso no lo voy a juzgar yo, le compete a otros. Nosotros no tenemos recursos personales para financiar nuestros proyectos, los cuales siempre tienen que realizarse en circunstancias muy difíciles que tal vez atenten contra el proyecto mismo, me refiero en la producción, pero eso es el caso de todo el mundo. No puedes hacer la cantidad de proyectos que quisieras, todos los procesos se han venido complicando, nos hemos tenido que adaptar a una realidad muy particular, que va desde los nuevos horarios teatrales, hasta las cortas temporadas que puedes conseguir y lo difícil de conseguir espacios para mostrarnos.  
¿Logros?
El todavía estar, el haber sobrevivido, el estar intentando hacer cosas. Un logro es la fundación de Producciones Pequeño Grupo, por el empeño de Aura, Milagro y mi persona. El año que viene cumplimos 20 años de trabajo ininterrumpido, de haber estrenado 13 obras, -ya en diciembre 2019 estrenaremos la catorceava- todas de autor venezolano, 12 mías, una de Oscar Acosta y otra de Armando Africano. Nuestros mayores logros oficiales en el marco de algún reconocimiento -por llamarlo de alguna manera- vienen de la dramaturgia, pues hemos obtenido seis premios en ese renglón, Don Shakespeare, La última voluntad de Felipe Pirela, Un duende en navidad y  Yo soy John Lennon, son piezas de las estrenadas que han sido premiadas, tres de ellas publicadas. Muerte en el cielo (publicada) y Quién se llevó el cumpleaños feliz, son otras dos premiadas, pero no estrenadas. El haber propuesto obras de autor venezolano me parece un logro, claro, eso no las hace buenas ni malas -eso lo juzgarán otros- pero nos enorgullece. Haber propuesto obras inéditas, es decir, haber puesto en la mesa nuevos textos. Haber intentado una nueva manera de contar la historia del país, o algunos puntos particulares de nuestra sociedad, al menos según nuestro parecer. ¿De qué habla Rivales eternos (La historia de una magallanero que fue caraquista por un día)? ¿De béisbol? Quién piense eso se quedó en la anécdota de la historia y no vio más allá, pero esa pieza, sin hablar de política directamente fija la posición muy distinta de dos personas, las cuales si no se ponen de acuerdo, ponen en riesgo la vida de un ser querido de uno de los dos. Esa pieza habla de la amistad, no de béisbol. ¿De qué habla Yo soy John Lennon? ¿De la vida de John Lennon? Sería otra vez quedarse en el caparazón de la historia, pues esa pieza habla sobre la tragedia de cuatro inmigrantes latinoamericanos –un venezolano, un argentino, un colombiano y un mexicano- en Nueva York, apunto de ser deportados, cuando se topan con John Lennon, horas antes de ser asesinado. ¿De qué hablan Zona liberada, Cambur verde no sirve para tostón y El inmortal? Constantemente leo o escucho comentarios de que la dramaturgia nacional de estos días no refleja la realidad del país, y tal vez sea cierto, y obviamente mi dramaturgia no habrá tenido la trascendencia necesaria y no ha sido leída por quienes dicen eso en pleno derecho, y claro estoy que lo digo desde una posición personal pues yo no representó a ningún sector de la dramaturgia,  pero, en mi opinión, para contar la historia actual, la que se está desarrollando es difícil hacerla ahora mismo, y además, si lo hicieras, no veo porque hay que reflejarla de manera literal, ya sabemos que el asunto es como cuentas la historia. El crecimiento y solidez actoral de Aura D’Arthenay es otro logro. Para mí, Aura es una dura del teatro, ha desarrollado un gran talento, y es de las personas más disciplinadas con las que he trabajado.
¿A qué aspiran?
A seguir mostrando nuestras obras, a seguir intentando escribir. Actualmente damos clases en varias áreas en La Escuela Nacional de Artes Escénicas Cesar Rengifo y en el Pedagógico de Caracas en dramaturgia -de alguna manera si llegué al Pedagógico, ese en donde no estudié docencia en deportes para ser actor-. Yo, paso por el período de adaptación. Trato de hacerlo lo mejor posible. No sé hasta cuando lo haré, pero hasta cuando sea, dejaré el alma tratando de estimular a los jóvenes a la disciplina teatral, al mejoramiento, a la ética, al trabajo.
¿En cuál rubro del teatro se desenvuelven mejor?
Realmente nos hemos desarrollado en varias áreas del quehacer teatral. La actuación, la dirección y la dramaturgia. Los procesos nos han llevado a realizar trabajo de productor -lo cual yo no soy-, e involucrarnos en todo lo posible, obviamente esto puede interpretarse como abarcar mucho. Pienso que nos preparamos para cado uno de estos roles, y en el fondo todos son complementos de todos. Yo empecé en el teatro como actor, y aunque ya escribía y dirigía -incluso en el bachillerato- nunca pensé que me dedicaría a eso, pues mi objetivo principal era ser actor, era lo único para mí, pero ya ve, es lo que menos me gusta. Pero obviamente, esa formación actoral me sirvió para intentar comprender al actor desde la dirección e igualmente desde la escritura. Ahora, la dirección y la dramaturgia las veo muy ligadas. El que ha salido mejor parado es el dramaturgo, pero ha sido muy injusto con el director, pues el Paúl director es el que arma las obras al dramaturgo, es el que tiene la intuición de saber por dónde seguir, donde desencadenar el clímax, donde introducir una escena de humor -si es que eso se requiere- es el director. Yo diría que me desempeño en la dirección de mis obras. Creo que pronto dejaré de dirigir, y me dedicaré -si el destino lo permite- a solo intentar escribir, y claro que el director seguirá colaborando con el dramaturgo, pero ya no dirigiré en carne y hueso. Aunque me han montado otros directores, realmente no soy un dramaturgo muy montado por otros directores. Es el trabajo hecho en Pequeño Grupo, el trabajo realizado por Aura, y nuestros colaboradores del momento los que han ayudado a dar a conocer nuestros textos. No sé qué pasará cuando ya no montemos.
¿Cómo ha sido la llave profesional y sentimental que tiene con Aura?
Aura es todo en mi vida, y le debo todo en mi vida. Soy muy afortunado por los padres que tuve, mi madre vive y a ella le debo muchísimo. Pero hay cosas que solo se pueden levantar desde la pareja, y eso fue lo que nos ocurrió a nosotros. Jamás en la vida, yo habría logrado lo poco que he logrado sin el apoyo de Aura, y esto que no sea un lugar común, es algo tan cierto como nuestro amor. Ella siempre ha trabajado, sacando nuestro hogar adelante para que el proyecto de Pequeño Grupo pudiera tomar vuelo, para que mi dramaturgia pudiera realizarse, y encima, ha realizado un trabajo actoral bárbaro: Don Shakespeare, La última voluntad de Felipe Pirela, Un duende en navidad, Una prueba de amor, El ladrón está aquí y Rivales eternos son piezas donde Aura hizo personajes memorables, esto en Pequeño Grupo, pero Aura trabajó en su momento con grandes directores, como Orlando Arocha y Xiomara Moreno. Ella ha mostrado un trabajo desde la producción teatral, fundamental. No solo ha sido mi inspiración, sino mi ejemplo a seguir, responsable, humilde, trabajadora, una dura del teatro venezolano. Yo quisiera, que en algún momento, ocurra algo que le dé a Aura el puesto que se ha ganado en nuestro teatro. Ahora, una gran docente. Yo no puedo más que aplaudirla, y dejar testimonio de su talento inmenso, su versatilidad, su carisma y fuerza actoral, todo esto en su cuerpo de contextura normal, carita hermosa y corazón brutalmente grande. Yo, aprovecho su pregunta para darle a Aura un aplauso de pie, y el premio a la gran actriz que es. A Aura la conocí en la Escuela César Rengifo en el año 1988. Son más de 30 años de amistad. En mayo próximo cumpliremos 29 años de novios y 24 años de casados. Por alguna extraña razón siento que Aura fue mi novia desde la primaria. Realmente me emociona hablar de ella, y quiero hacer saber de este amor, admiración y respeto. Quiero hacer saber, la gran actriz que es. Sé qué quienes la hayan visto lo saben. Es muy raro que alguien tan talentoso sea tan bajo perfil, tan humilde, tan tranquila, tan tolerante. Bravo Aura.
¿Qué preparan?
Actualmente estamos ensayando Yo soy John Lennon. Venimos de presentar cuatro obras en un ciclo de conmemorativo a nuestros 19 años, todo en el Laboratorio Anna Julia Rojas de le respetada Carmen Jiménez, con dos obras invitadas, una de ellas ¿Retazos? de María Castillo y Oriana Matos, ambas talentosas colaboradoras del Pequeño Grupo. La otra: Baby Bomm de Ana Istarú bajo la dirección de Haudy Pacheco y con la brutal actuación de Aura D’Arthenay. Repetimos La última voluntad de Felipe Pirela y estrenamos La que te conté de Armando Africano. Para el 12 de diciembre, haremos un ensayo abierto de Yo soy John Lennon. Esta pieza se estrenó en el 2010 en la Fundación Rajatabla, bajo la producción del maestro Paco Alfaro, incluso, tuvo un participación con una voz en off que realizó, seguramente fue de las última cosas que hizo, ya que lamentablemente falleció pocos meses después. El año pasado hicimos una lectura dramatizada de la pieza, pero ya la estrenaremos esta vez con Pequeño Grupo, será nuestro 14 estreno, y la obra 12 de nuestra autoría que Pequeño Grupo intenté hacerle llegar al público. Esperamos poder presentarnos en el próximo Festival de Teatro de Caracas, 2020. El año que viene se cumplen 80 años del nacimiento de Lennon, 40 años de su asesinato, 20 años de la Fundación de Pequeño Grupo y 10 años del estreno de la pieza, es decir, las condiciones están para que hagamos el más grande esfuerzo y podamos hacer este montaje, que será el cierre de muchas cosas en nuestro grupo, y obviamente, el inicio de otras. Quisiéramos presentar la obra en la sala Rajatabla, donde se estrenó y caminar con ella como hemos hecho con muchos de nuestros montajes. Estamos actualmente recibiendo la colaboración de un valioso grupo de jóvenes, muchos de ellos estudiantes de la César Rengifo, quisiéramos consolidar con ellos un equipo. Así como el de Larissa Colmenares y Charles Ramos, compañeros de la vida teatral que nos apoyan en Yo soy John Lennon. Milagro Alvarado, fundadora junto con nosotros del grupo, otra leal y siempre integrante del nuestras filas. Norma D’Arthenay, siempre colaboradora. A todos, a los que saben que están en nuestro corazón aunque aquí no mencione, gracias, a todas las personas que en estos 32 años han colaborado con nosotros, y los que han sido unos Pequeños Gruperos en algún momento en estos casi 20 años de trabajo continuo. A usted, amigo Moreno Uribe, que nos ha seguido y apoyado siempre, así como lo hizo Carlos Herrera, ambos reseñando y criticando buena parte de nuestro trabajo.


Epifanía con el rey Lear

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REINALDO MONTERO

El teatro como disciplina artística debería divertir y enseñar y es por eso que dos directores venezolanos han programado, respectivamente, un canto a la vida y una tragedia  sobre la ingratitud de los seres humanos, por intermedio de las piezas Epifanía del cangrejo y El rey Lear, del autor cubano Reinaldo Montero y el legendario británico William Shakespeare, las cuales inicialmente se exhibirán en las caraqueñas salas Espacio Alterno y Humboldt, durante esta semana, gracias pues a Virginia Aponte y Gerardo Blanco.
EPIFANÍA
 Gracias a la periodista, dramaturga y directora Virginia Aponte, quien lidera a grupo Agoteatro, muy estrechamente vinculado a las actividades culturales de la UCAB, se estrena  en Caracas, la pieza Epifanía del cangrejo, del autor cubano Reinado Montero (Cienfuegos, 15 de abril de 1952),  quien obtuvo el Premio Teatro Jardíel Poncela 2018, el cual es entregado por la fundación española SGAE.
El montaje caraqueño tendrá a los actores Miguel Abreu, Emily Arias y Carlos Neira. Sus funciones están fijadas para el 4 y el 5 de diciembre, a las 7 PM, en el espacio Alterno del Trasnocho Cultural.
Sobre Virginia Aponte, cubana de nacimiento y venezolana de corazón, hay que subrayar que tiene bien ganado un sitial de honor en la historia del teatro criollo, especialmente por su labor constante y consecuente en la Universidad Católica Andrés Bello durante más de 40 años.  
Reinaldo Montero, el escritor, quien ganó el Premio Casa por su libro de cuentos Donjuanes (1986), conquistó el lauro con el texto El sueño del amor produce monstruos, que será publicada en la Colección Teatro autor de la institución.
Licenciado en Filología por la Universidad de La Habana, Reinaldo Montero es reconocido también por su trabajo como narrador, dramaturgo, guionista de cine y asesor teatral.
Es autor de una treintena de libros y una docena de obras teatrales, que recibieron numerosos reconocimientos entre los que destacan el premio Juan Rulfo (1996), el Fray Luis de León (2007), el Alejo Carpentier (2005) y cuatro premios nacionales de la crítica en Cuba (2009, 2006, 2002 y 1997).
En Epifanía del cangrejo hay tres  personajes que partirán junto con el público en un viaje lleno de ideas que arden, preguntas sobre la vida, la muerte, la decadencia, la fe, los objetos, el estado de las cosas,  la casa del hombre…   donde las dudas se contraponen a las ideas a partir de lo que sucede. El texto conjuga de manera poética preguntas y reflexiones filosóficas que nos llevarán a descubrir la substancia, especialmente a quienes amamos hacer teatro.
Epifanía del cangrejo es, pues, la nueva apuesta teatral dirigida por Virginia Aponte, directora de Teatro UCAB  por más de 40 años y fundadora de Agoteatro, grupo profesional de egresados de TeatroUCAB, y de MEDATIA,  organización voluntaria integrada por estudiantes universitarios y profesionales vinculados a la educación y el teatro, que genera un Modelo Educativo para el Desarrollo de Aprendizajes a través del Teatro, la Imaginación y el Arte. 
INCREIBLE HISTORIA
Gerardo Blanco advierte que El rey Lear, con  sus cinco  actos maravillosamente realizados en verso y prosa. destaca por su buena trama. Es una historia increíble.
“En esta oportunidad, me dirijo a ustedes para comunicarles que el reino del gran Lear se levantará en el teatro de la Asociación Cultural Humboldt, los próximos sábados 7 y 14 y domingos 8 y 15 de diciembre a las 11 A.M. Siendo este el estreno en las tablas de Venezuela de una de las tragedias más reconocidas del dramaturgo inglés, toda una historia sobre traición, ingratitud, envidia y locura que será encabezada por el primer actor Jorge Palacios, en el personaje del rey.
El rey Lear, ya muy viejo, decide dejar la dirección de su reino a sus tres hijas, con el fin de poder vivir tranquilo sus últimos días; para ello, las somete a prueba. Sin embargo, pronto se sentirá amenazado por ellas al verse absolutamente abandonado, y solo algunos fieles a la corona intentarán devolver el reino a su antiguo propietario.
Basándose en una versión de Nicanor Parra, esta adaptación del Rey Lear está a cargo de Federico Pacanins y Gerardo Blanco López, quien, además, es director general y responsable de la puesta en escena de esta obra que presenta la dualidad entre el bien y el mal, el amor y el interés, reflejando las pasiones y los pormenores del ser humano, y dejando como reflexión la necesidad de rehacerse a partir de los obstáculos.
La ficha artística del elenco es esta: Lear, Rey de Bretaña – Jorge Palacios; Goneril, hija mayor de Lear – Patty Oliveros; Regan, segunda hija de Lear – Sandra Yajure; Cordelia, hija menor de Lear – Silvia De Abreu; Bufón – Jeizer Ruiz; Duque de Cornwall – Orlando Villalobos; Duque de Albany – Juan Carlos Grisal; Conde de Kent – Gerardo Soto; Conde de Gloucester – Carlos Abbatemarco; Edgar, hijo legítimo de Gloucester – Manuel Villalba; Edmund, hijo bastardo de Gloucester – Ignacio Marchena; Oswald, camarero de Goneril – José Sánchez; Rey de Francia / Soldado – Martin Almonetti; Duque de Borgoña / Soldado – Rafael Gorrochotegui; criados – Anakarina Fajardo, Rosana Mottola y Cipriano Castro Flores; soldados – Daniel Martínez y Alexander Kaas; cantante invitada – Katherine Coll.
El rey Lear forma parte de la Experiencia Shakespeare que la Asociación Cultural Humboldt ha organizado en el marco de su 70º aniversario, con la finalidad de presentar clásicos como Medida por medidaMacbeth Coriolano, entre otros. En ese sentido, la ACH brindará a la audiencia una variada programación de teatro isabelino que inició en septiembre de 2019 y culminará en abril de 2020, reuniendo a diferentes agrupaciones teatrales de gran trayectoria en Venezuela, como lo son Grupo BagazosLa Máquina Teatro, Grupo Asklepión, etcétera.
La obra se presentará los próximos sábados 7 y 14 y domingos 8 y 15 de diciembre a las 11 A.M. en el teatro de la Asociación Cultural Humboldt, ubicada en el corazón de San Bernardino, entre el Hotel Ávila y el IESA, Av. Juan Germán Roscio, cruce con Av. Jorge Washington, Caracas. Las entradas pueden ser adquiridas en la taquilla del teatro y a través del correo asohumboldt@gmail.com.Más información en las redes sociales @asohumboldt.




La poesía es uno de los principales valores que tiene Venezuela

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El "tocayo" Edgar Borges disfruta del éxito profesional.
¿Cuál es el balance profesional sobre su ya largo periplo en Europa? Le preguntamos al escritor venezolano Edgar Borges radicado desde hace varios años en España, donde ha tenido notable y contable éxito con sus textos.
Gracias, pues, a la Internet, “mi tocayo”, como nos tratamos coloquialmente, dijo:
-Ha sido intenso, principalmente en España e Italia; representa una etapa importante que valoro en muchos sentidos y que agradezco a muchas personas que han confiado en mi obra. 
¿Qué ha pasado con su libro de ficción donde alude al Nobel de Literatura 2019?
-La novela, mi obra pues, El hombre no mediático que leía a Peter Handke fue publicada originalmente en el año 2012, luego de que yo obtuviera una Beca Residencia del Centre d’Art La Rectoría, en Barcelona. En 2016 se tradujo al italiano y en 2019 al serbio. Ahora, siete años después de su primera edición, el sello catalán Ediciones Carena acaba de publicar una nueva edición revisada y ampliada, con prólogo del filósofo vasco Vicente Huici. Este libro es ante todo una novela, o una aproximación a la novela, que tiene como personajes, entre otros, a un investigador y a la obra de Peter Handke. Y digo aproximación a la novela porque es una obra híbrida, aglutina expresiones como el diario, la entrevista, la investigación.
 -Haciendo un aparte, me parece necesario opinar sobre la enorme estupidez que se ha desatado en algunos sectores cuestionando el Nobel de Handke, por su posición en la Guerra de los Balcanes. Asombra que se convalide la estupidez reinante en buena parte del argumentario literario actual, mientras se pretende ignorar la dimensión de la obra literaria de un autor como Handke. Lo políticamente correcto no tiene nada que ver con lo estrictamente literario.
 ¿En qué nuevos proyectos está trabajando?
 -En marzo de 2020, dos años después de mi anterior libro  La niña del salto, saldrá en varios países mi nueva novela titulada Enjambres. Sobre esa obra aún no puedo hablar mucho, pero adelanto que tendrá que ver con “la guerra del todos contra todos” que hoy toma fuerza en el mundo. También durante el próximo año sellos de distintos países preparan reediciones de mis anteriores libros.
 ¿Y Venezuela sigue en su camino de creador?
 -Los lectores venezolanos siempre se han interesado en mi obra, realidad que se confirma mediante correos que me llegan y el interés que demuestran buscando los libros en diversas plataformas. Los que nunca se han interesado son los editores, en ninguna de las etapas de la realidad venezolana. Pienso que esto obedece a que ellos están más interesados en narrativas que reflejen la realidad política nacional, cosa que a mí no me interesa. Yo no escribo para dejar testimonio de nada, eso es un papel del periodismo. A mí me interesa es subvertir cualquier lógica desde la imaginación. Considero que todo arte que se impregna al cien por ciento de la realidad, frena su evolución. Todo pueblo necesita de la perspectiva del arte que trasciende a la realidad, se crece abriendo ventanas, nunca encerrados en una visión uniforme de lo social. La literatura venezolana necesita liberarse un poco de la historia política del país; entiendo que escribir novelas sobre el chavismo abre puertas comerciales en los grandes diarios internacionales, pero a mí eso no me interesa como escritor. En cualquier caso, eso ha sido así siempre, antes las novelas se centraban en el bendito petróleo y hoy en el chavismo. Mención aparte para la poesía, pues en Venezuela se ha hecho y se hace una poesía que sobrevuela toda noción informativa. Pienso que desde la poesía se ha creado lo mejor de la literatura venezolana, si es que a la literatura se le puede atribuir nacionalidad alguna. La poesía es uno de los principales valores que tiene Venezuela. Si tuviera que dar nombres, ocuparía toda la entrevista. No me interesa la realidad como un valor literario, si tuviera que dedicarme a transcribir la realidad, preferiría no publicar. Sin embargo, respeto todas las opciones y a todos los lectores, como no podía ser de otra manera. Kafka es Kafka porque permite múltiples interpretaciones. 


La oscuridad sigue y lo advierte el teatro

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Pablo García Gámez,el feliz dramaturgo venezolano que reside en Nueva York.


Francis Rueda, Gerardo Luongo, Adriana Bustamante, Livia Méndez, Jorge Canelón, Gustavo Rengel, Ariana León, Trino Rojas, Rubén Joya, Michael Pérez, Yurahy Castro, Dora  Castro, Dora Farías, Kleiber Rodríguez y Yordano Marquina fueron los comediantes a quienes vimos el pasado  domingo1 de diciembre en el sala 1 del Celarg, cerrando, por ahora, la temporada de Oscuro, de noche, el premiado texto de Pablo García Gámez, el cual  fue versionado y escenificado por Carlos Arroyo  para una producción general de la Compañía Nacional de Teatro, estrenada en septiembre de 2018.
Y abrimos este reseña con el elenco que ahí trabajó en reconocimiento al trabajo general de los comediantes ahí comprometidos, a quienes en ocasiones se les ignora en las reseñas periodísticas,  siendo vitales para el espectáculo en sí, más allá de las respectivas evaluaciones. Creemos que es justicia, especialmente por esa nueva generación que ya asumen los riesgos de encarnar a seres teatrales.
AUTOR COMPROMETIDO
¿Cómo nació esta pieza? ¿Es cierto que se basó en un hecho de la vida real? ¿Cuál fue y cómo hizo la investigación?, le preguntamos al dramaturgo, quien reside desde hace 25 años en Nueva York, y quien vino a Caracas para el estreno y varias funciones posteriores.
-Oscuro, de noche nace de un hecho real.  Una tarde de domingo, llamé a mi madre, aquí en Guarenas.  Ella estaba afectada porque un familiar había sido víctima de un acto violento de noche y en la calle.  Me dio detalles.  La situación de esa familia era compleja por las connotaciones que tiene un hecho de ese tipo: las funerarias se negaban a velarlo en sus predios, la abuela estaba enferma del corazón, el padre no se movía de la morgue, en los medios apareció que el muchacho era un delincuente y todo esto aunado al papeleo que tenían que completar.  Esto se convirtió en imágenes recurrentes, imágenes que me perseguían.  Tal vez al año, quizás dos, llegó el momento de conjurarlas: me puse a escribir. La investigación sobre los hechos, más que investigación fue la voz de mi madre, Graciela Margarita, extraordinaria narradora oral que nunca se reconoció como tal, pero cuando contaba una historia lo hacía con propiedad y convicción.  Nunca hablé directamente con los padres o hermanos del joven Kenny Javier Barrios, el joven protagonista; a pesar de los años tuve y tengo temor porque ese tipo de dolor no se cura; sin embargo, cuando terminé la pieza, ellos la leyeron, no les pregunté qué les parecía y ellos tampoco me dijeron. Después me enteré, de cosas que decían los personajes, que llegaron a decir los padres; por ejemplo, supe que la madre una vez gritó: “¡Dios, no existes!” como dice Cristóbal, el personaje en el texto; claro, son situaciones límite.  Los padres irán a la obra: espero que tenga un efecto positivo para ellos.  También pude cotejar la parte de los medios y encontré la información. En el respetable periódico caraqueño EL UNIVERSAL hay información real y concreta sobre ese suceso. El teatro poetiza nuevamente a la más cruda realidad.
  ¿Cómo diseñó la obra y cómo abordó su escritura?
Esta obra arranca como imagen recurrente.  La imagen está ahí, la ves, piensas en ella, imaginas qué dice el personaje.  Pasa el tiempo y en tu mente escuchas las respuestas de otros personajes, aparecen otras situaciones.  Su escritura apunta a la médula de la esfera privada de esa familia que ha sido desequilibrada, herida.  El detonante es el hecho que le ocurre a Kenny y lo que me importaba era ver qué pasaba en el mundo de Zenobia y Cristóbal, y Lucia; sus padres y la novia. Encontré que necesitaba un narrador, un juglar contemporáneo para guiar la historia, y me inventé al payaso.
¿Su técnica dramatúrgica no es convencional y deja al director el trabajo de interpretar la idea general y además de crear las didascalias?
Agradezco que llames a mi técnica no convencional.  Creo que lo dices por dos aspectos.  El primero es el manejo del tiempo; pienso que esta pieza puede ser una especie de evocación, de recuerdo, y no recordamos de forma lineal: con frecuencia recuerdas una imagen y luego te viene otra del mismo hecho pero anterior cronológicamente y otra que es posterior, una que no vendrá porque la olvidaste, y así.  Interviene en ese proceso la necesidad de no hacer una línea recta en la narración para atrapar la atención e incorporar al espectador al mundo de la pieza.  El segundo aspecto, que se refiere a la ausencia de didascalias no es tan novedosa: los textos del Siglo de Oro, por ejemplo, no tienen mayores acotaciones.  Si disfruto leer acotaciones como las de Valle Inclán que son poesía.  El punto es que hay una dramaturgia del cuerpo; el entrenamiento y la experiencia del actor van formando una dramaturgia de movimientos, gestos, tensiones.  El actor tiene un repertorio orgánico que el escritor -salvo casos excepcionales- carece.  Quiero que mis textos aprovechen esas experiencias que tienen los intérpretes de la obra: es otra posibilidad -y en extremo comunal- de una puesta en escena con una técnica alternativa: el texto con sus posibilidades más las posibilidades de un elenco, que éste ponga a disposición su experiencia en las tablas para así tener una real co-autoría.  Eso no quiere decir que sugiera alguna imagen como la del sepelio de Kenny. Está la labor del director que suma todas esas experiencias y agrega su visión del trabajo.  En este caso, que Carlos Arroyo haya llegado a la imagen de que la pieza se desarrolla en un circo, que haya percusión que hasta puede sugerir un estado de trance, son consecuencias de ese diálogo texto-director-actores; pude ver un ensayo que se convirtió en una experiencia sensorial de sonido, movimiento, de voces que en realidad decían algo: un trabajo orgánico y de equipo.  Además, está lo que llamo el punto de fuga: una situación ambigua a resolver por el espectador: en este caso son las versiones tan disimiles que dan los testigos que presencian el hecho.
¿Cuál sería tu propuesta final: contar una aciaga historia o proponer al espectador una reflexión sobre los orígenes o causas de la tragedia y la expiación de los vivos que sufren por esa muerte?
En Oscuro, de noche tengo dos propuestas: que el espectador acuda a una obra de teatro para entretenerse. La propuesta subyacente es que en ese acto colectivo emerja la reflexión.  La pieza habla del miedo que nos ha hecho construir muros invisibles lo que, si es verdad que estamos con otros millones de almas, procuramos encerrarnos.  Por eso hay varios monólogos: el de los testigos que presencian, pero no denuncian porque a veces nos sentimos solos, desvalidos.  Una mirada, un gesto, el ruido de una moto, la caída de la tarde, un frenazo, un modo particular de caminar, la noche nos pone sobre aviso.  La idea es mostrar cómo ese muro nos ha hecho construir estereotipos: un motorizado es un malandro. La idea es compartir ese miedo y, si no se disuelve del todo, por lo menos que permita articular nuestros temores que si se comparten permitirán asumir la ciudadanía, en el ejercicio ciudadano que permita al colectivo conjurar ese miedo a partir de la práctica. 
¿Tiene un método especial para escribir o cada obra le exige técnicas y trabajos diferentes?
Mis piezas tienen en común la imagen recurrente de la que hablé arriba.  Pocas, muy pocas, han sido sobre una decisión consciente “voy a escribir tal cosa”.  Eso sí, cada pieza exige su método.  De Oscuro, de noche por ejemplo primero salió el primero y el último cuadro (yo los llamo fragmentos).  La premisa durante su escritura era que no se convirtiera en un texto lineal; la pieza fue avanzando.  Cuando pensé tenerla lista, la reordené cronológicamente para revisar si necesitaba algún otro cuadro o fragmento y posteriormente, la volví a su orden original que es con el cual se representará en la Compañía Nacional de Teatro. En el caso de otra pieza, Olvidadas, planteaba acciones performánticas como jugar con arroz, dibujar sobre papeles pegados a las paredes y el tiempo allí se volvió cíclico.
 ¿Qué le pide o exige al director que monte sus textos?
Tengo muy buenas experiencias con la mayoría de los directores que han dirigido mis piezas.  Sí les sugiero que se aproximen a ellas con ingenuidad.  Así como mis textos abren posibilidades de lecturas, un director arriesgado va conformando su idea a partir de la dramaturgia del cuerpo del actor.  Me provoca suspicacia el director que sin tener un elenco ya sabe cómo resolverá el montaje.  Mi más reciente trabajo en Nueva York, El Gos, dirigida por Leyma López, fue un proceso de aprendizaje integral para todo el equipo.  Aprendizaje que se vio en la irreverencia y audacia de la puesta en escena que se centró en el trabajo y potencial de cada intérprete.
¿Qué espera ahora?
Que en Caracas o en cualquier ciudad venezolana se muestre ese espectáculo final que ha logrado Carlos Arroyo y su gente valiosa. Gracias a Dios por hacer posible todo esto. Qué la vean muchísimos venezolanos y haya la necesaria catarsis que exigían los griegos y que necesitamos los venezolanos, ahora y siempre.

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