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E ldirector José Domínguez |
La Fundación Rajatabla -desde 2011 la conduce William López- continúa presentando espectáculos, ante espectadores que pagan sus boletos, utilizando los estudiantes de su Taller Nacional de Teatro, sometidos a especial adiestramiento con directores reconocidos, como es el caso de José Domínguez, quien les montó la pieza Sócrates, taxista, del criollo Héctor “Bongo” Castro. Tal estrategia, del acierto y el error, la aplicaron Carlos Giménez y Francisco Alfaro y sirvió para lanzar a nuevas generaciones actorales. Vamos a ver qué pasa ahora, cuando la institución avanza hacia sus 45 años.
Sócrates, taxista, ganadora de un premio de dramaturgia creado por Alfaro para seleccionar a los mejores autores, es una locura deliciosa con un montón de personajes desquiciados, los cuales le permiten jugar y experimentar, con diferentes géneros teatrales, al mismo tiempo, al director Domínguez y a esa nueva camada de talentosos chicos y chicas que buscan una profesión.
Socrates,taxistaes la bulliciosa estampa de una ciudad venezolana materializada en la triste historia de una estratégica esquina, por donde pasan trabajadores, jíbaros, homicidas, choros, policías y funcionarios, prostitutas y gais, en medio de la reyerta cotidiana entre los choferes de dos líneas de taxis, quienes se disputan a sangre y fuego un lugar para trabajar. Ambos bandos aseguran tener sus razones, pero lo que sí hay es mezquindad, alevosía, miseria y traición. Una historia de contrariedades donde también hay una de amor, de goce, pasión y dolor. La obra refleja a nuestro país, pero lo hace desde una visión cómica, amena a ratos y con muchas facetas absurdas, porque “es la única manera que tenemos de sobrevivir al disparate que nos rodea”, como apunta el puestista.
La solidez y la estructura de la pieza permiten que Domínguez materialice un entretenido espectáculo donde hay valores individuales, pero esa muchachada tiene sus almas puras y pretende no contaminarse; tiene el desparpajo juvenil que les impide tener vergüenza de exponer su carne y su sangre nuevas.