Constantino Palamides y su actor fetiche Ludwig Pineda |
Caraqueño, hijo de griegos, es el director de teatro más popular y el más reconocido por los críticos y el público. Lo respaldan 30 años de labores continuas. Es Costa Palamides (1959) y su "maestría" en dirección se la ganó en la Compañía Nacional de Teatro desde 1985 hasta 1988.
Allí fue regidor o asistente de dirección de Ugo Ulive (Acto Cultural de Cabrujas y Panorama desde el puente de Miller), José Ignacio Cabrujas (Lo que dejó la tempestad de Rengifo), Enrique León (Caín adolescente de Chalbaud), Carlos Giménez (La tempestad de Shakespeare) y José Simón Escalona (Sainetes Venezolanos de Guinand y Martínez). “Este último montaje lo trabajé ya como director con el Programa de Formación de Teatral de la Compañía (los meritorios de la CNT) con actrices y actores que hoy siguen haciendo teatro, como Livia Méndez, Gerardo Luongo, Vito Lonardo, Natalie Cortés, Gladys Seco, Rafael Romero, Dora Mazzone, entre otros. Con esos maestros y meritorios anteriormente nombrados y con Teatrela (Diana Volpe, Juan Carlos Azuaje, Sixto Sánchez y José Antonio Barrios, entre otros) me gradué en las tablas como director. En la ´CNT aprendí a amar al autor venezolano como también a los clásicos. Llevo más de 50 obras de autores latinoamericanos y unas 20 obras de la dramaturgia universal. En el 2015 cumpliré 30 años de carrera como director”.
Proyecto de vida
Costa admite que es prolífico. Este año tuvo seis montajes en el Festival de Caracas con seis grupos diferentes, porque trabaja día y noche en una sola dedicación: el teatro. “No me he vinculado con el cine o la televisión. Mi proyecto de vida artística es el teatro. Lo hago como docente (Unearte y Juana Sujo), y como actor he trabajado para otros grupos y directores (La fiesta de los dragones por Juan Margallo, La verdadera historia de Pedro Navaja por Pablo Cabrera, Antico Spiritual por Hugo Márquez, Edipo Rey por Rodolfo Rodríguez, Cien pares de ojos por Diana Peñalver, Mackie con Delbis Cardona, o clásicos dirigidos por mí mismo como Los Rústicos de Goldoni, Gitanas, Celestinas y Hechiceras de Gil Vicente, El astrólogo fingido de Calderón de la Barca o Las mujeres sabias de Moliere (siempre en papeles no protagónicos) y por supuesto como director que es mi carrera más constante Y eso me proviene de Constantino, mi nombre original. Costa es el diminutivo con el cual los griegos llaman a los Constantinos”.
Valorado y evaluado
En su carrera como director con Teatrela, el destaca: El desatino de Griselda Gambaro, con el cual ganó el Tercer Premio del Primer Festival de Directores para el Nuevo Teatro en 1986 (su primer reconocimiento) y protagonizada por Diana Volpe ; Los enredos de una casa de Sor Juana Inés de la Cruz, producido nada más y nada menos que por Horacio Peterson y Carmen Jiménez, que marcó su regreso a Venezuela después de tres años de estudios y experiencias teatrales en España (clásico de día con la Compañía Nacional de Teatro Clásico de Madrid de Adolfo Marsillach y cabaretero de noche con La menina desnuda de Cosme Cortázar); Jardín dePulpos de Arístides Vargas, con "mis mujeres por mucho tiempo: Nirma Prieto, Marisol Matheus, Eulalia Siso y Norma Monasterios" , Entre Pancho Villa y una mujer desnuda de Sabina Berman, El ángel de la culpa de Marco Antonio de la Parra, con una actuación inolvidable del actor cubano Julio Rodríguez , Trópico del Crimen ("Falsa alarma" de Virgilio Piñera y "Los mangos de Caín" de Abelardo Estorino, el inicio en Teatrela de sus "actores fetiches" Ludwig Pineda y José Gregorio Martínez (Risas) , Una vez más por favor de Michel Tremblay (Canadá) con el regreso de la fundadora Diana Volpe, Barranca Abajo de Florencio Sánchez en coproducción con la CNT con el inolvidable Germán Mendieta y Penitentes de Elio Palencia de reciente exposición después de cuatro intentos en La Habana .
“Estas producciones de Teatrela me han hecho merecedor de dos premios municipales a la dirección y uno al mejor montaje del año. Es increíble que estos galardones hayan sido por dos montajes al año. Siempre por un doblete. No cuento aquí el Premio Municipal 2013 y de la Asociación Venezolana de Críticos de Teatro a la dirección teatral por Tierra Santa, encuentro litúrgico con lo mejor y lo peor de la paternidad en nuestra Venezuela”.
Sigue Bingo
También en los últimos diez años ha dirigido varios de los más importantes grupos: Taller Experimental de Teatro ( Tierra Santa de Elio Palencia), Rajatabla ( Mi reino por un sueño de José Antonio Barrios) , Escena de Caracas (Topografía de un desnudo de Jorge Díaz y La Casa Nueva de Goldoni), TNJCaracas, Teatro San Martín (Proyecto Padre III y Proyecto Madre de varios autores hispanoamericanos y La momia en el closet de Gustavo Ott), ArteÚ ( Señora de los Ahogados de Nelson Rodrigues, Odisimbad de Xenia Kalogeropulu, Las Mujeres Sabias de Moliere, Hebu Teatro (La noche de las tríbadas de Per Olov Enquist), Compañía Universitaria de Teatro Unearte (Limbos, dos piezas mínimas de Xiomara Moreno junto con Miguel Issa, Juan José Martín y Diana Peñalver). Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas (El Café de Goldoni) y dentro de un mes: La verdad sospechosa de Juan Ruiz de Alarcón, Estudio Dramático Juana Sujo (Vestido de Novia de Nelson Rodrigues y Pandemia de Ibsen/Chejov/Strindberg) y ahora por primera vez al histórico Teatro del Duende de Gilberto Pinto, en coproducción con el Centro Nacional de Teatro, en Bingo de Román Chalbaud. El 12 de julio estarán en Ciudad Bolívar. El 1 y 2 de agosto en Cumaná. En Octubre y Noviembre en Barcelona, San Felipe, Barquisimeto, Maracaibo y Guanare en gira nacional. Y por supuesto una nueva temporada está en ciernes después de las presentaciones en el Celarg y en el Teatro Bolívar. Todos quieren jugar Bingo. Los llenos han sido impresionantes. La empatía y simpatía por la obra ha sido impresionante. El aplauso del público es también un aria de la obra”.
"Bingo es un regalo que me ha hecho Román Chalbaud. La satisfacción de dirigir su obra más reciente con un elenco de primeros histriones (Aura Rivas, Francis Rueda, Gladys Prince, Ludwig Pineda y Vito Lonardo) es algo imponderable. Desde el primer momento que leí la obra, me enamoré de esa visión tan "sagrada y obscena" de la "certera edad". Es un mundo cuya "dureza vital" es santificada por el arte. Un ancianato cruel que se vuelve un abrir y cerrar de telones, en un desfile de gestos humanos que marchan operáticamente hacia la inefable muerte. El personaje de Andy Ramírez llegó para quedarse en el teatro venezolano para siempre. Los demás "gringos" con ancestro latino son de una riqueza emotiva espeluznante. Son latinos como la máscara impuesta por la sociedad americana, el odiosísimo american citizen. Bingo nos habla del inmigrante, de los seres cándidos que emigran a un país gélido y que muchos de ellos tienen que esconder su identidad para sobrevivir. Luché durante más de un año para que se lograra un financiamiento para esta pieza fundamental del autor de Los ángeles terribles (para mí la obra más importante del teatro venezolano del siglo XX) , El pez que fuma , La quema de Judas , Todo bicho de uña y Caín adolescente entre otras. Logramos la coproducción del Teatro del Duende y el CNT con el apoyo de Alfredo Caldera y con el tesón de Francis Rueda, la primera actriz del teatro venezolano, sin duda alguna. Quien repase su carrera teatral no podrá entender por qué no es Premio Nacional de Teatro. Y considero que ella junto con Aura Rivas deberían encabezar un elenco estable y perdurable de la Compañía Nacional de Teatro con un repertorio exclusivo de autores nacionales. Nos hace falta una Compañía Nacional de Teatro con elenco estable, con sede propia y con repercusión en todo el país a través de giras y talleres/montajes. Creo que el hecho de que existe ahora un Centro Nacional de Teatro que es maravilloso, que lleva a cabo coproducciones y creación de teatros comunitarios (la gran labor del Maestro de Maestros Eduardo Gil) no implica que la Compañía como experiencia teatral deje de existir. Son dos instituciones distintas que pueden coexistir, una parte de la otra. Hay que dar prioridad a los hacedores de teatro y no a la burocracia cultural del quince y último. O en todo caso, el quince y último se lo merecen mucho más los cultores de nuestro teatro. La desaparición de las temporadas en nuestros teatros es deleznable. Creo que hay muchos profesionales de nuestro teatro que necesitan mostrar su trabajo a través de una Compañía estable, como los músicos lo hacen en las orquestas nacionales y los bailarines en las compañías nacionales de Danza. Y eso sí, con teatro de miércoles a domingo. El público lo pide a gritos.
Se hace
Costa Palamides no cree que el director nazca. Se hace en el camino, en el andar. Primero están los actores, los productores, los diseñadores y en el camino va surgiendo el director, que es un maestro de ceremonias que surge para ordenar una idea teatral o un espectáculo. “Creo que es natural que sea así, porque la experiencia me dice que por un director o un dramaturgo hay varios actores, diseñadores, productores, docentes. Así es la condición numérica del teatro. Me lancé a la dirección después de una experiencia de tres años, donde me inicié como actor. Considero que en cada dirección se aprenden nuevas maneras, nuevas exigencias y por ende te sientes atraído hacia nuevas travesías. Cada obra es un viaje. Y quien te dice esto, es un experto en viajes....55 años...55 países”.