Aníbal Grunn no teme reflexionar en público.
El popular y conocido actor y director Aníbal Grunn ha ganado un premio del concurso de dramaturgia Apacuana 2019 con pieza Cantaura, según el veredicto del jurado que integraron José Gabriel Núñez, Tomás Jurado Zavala y Franklin Tovar. Y como es lógico el feliz ganador cuenta su aquí historia: En el año 1981, en conmemoración del bicentenario del natalicio de Andrés Bello y siendo yo director de teatro de la Universidad Simón Bolívar, en el núcleo de Naiguatá, escribí una obra sobre el mencionado personaje. La envié a un concurso que había abierto el Ministerio de Educación. Con mucho beneplácito para mí, resulté ganador. La obra titulada: A tu amada sombra, maestro, fue premiada con una medalla de reconocimiento y el montaje teatral en de la Casa de Bello. Fue una extraordinaria experiencia, con los actores de la universidad y Elio Palencia como protagonista. ¿También, pues, es escritor o dramaturgo? Desde que tengo uso de razón escribo y versiono obras de la literatura universal al teatro. Varias veces, desde entonces, me he presentado a concursos de dramaturgia, de literatura y nunca más gané nada, ni siquiera figuré o no supe que pensaban los jurados sobre mis escritos. Este año tuve el atrevimiento de hacerlo para el premio Apacuana de la Compañía Nacional de Teatro. Y escribí a dos manos, ya que esto no lo saben los miembros del jurado, la pieza Cantaura. ¿A dos manos? Cuando digo que escribí a dos manos es literalmente así. Mucho antes de saber lo del premio, leí un cuento de Luis Britto García, titulado La carta y me gustó mucho. En él se cuenta una historia profundamente conmovedora, sobre una carta que nunca llegó a las manos del destinatario. Además, en octubre de 1982, como ilustración a la masacre de Cantaura, por manos del gobierno de turno, se publicó en el diario El Nacional, la letra de una canción que fue escrita con amor y nunca llegó a manos del enamorado. Impresionado por la historia, le propuse a un compañero y ex alumno Yonder Carrizales, que escribiéramos a dos manos sobre el tema. Preparamos una escaleta y nos pusimos a desarrollar las escenas. ¿Cómo es eso? La obra en cuestión ubicada en el año 2009, cuenta la historia de tres compañeros, ex-guerrilleros, que en el año 1982, estuvieron involucrados en el tema de nuestra Cantaura y ahora, forman parte del proceso revolucionario, como directivos de un colegio público. Luchando desde hace nueve años contra la corrupción, la vagabundería de los obreros, los docentes inescrupulosos que viven de reposo en reposo y tantos temas que afectan la educación. En medio de esas discusiones recuerdan sus luchas desde hace tantos años como guerrilleros y por supuesto la masacre de Cantaura, que aún, pese a todo no se ha podido aclarar y sigue siendo un tema tabú para muchas instituciones. ¿Eso es teatro político para llamarlo de alguna, manera? El tema de Cantaura, como el tema de El Amparo y como tantas cosas que en este país preferimos olvidar y no meternos en profundidades, me llama mucho la atención. Creo que el arte está para eso, para denunciar, para exponer, para mostrar, aunque no debe aportar soluciones, para que todo lo que se diga sea reflexivo, no complaciente ni cómodo. ¿Todo teatro es político en esencia? Es necesario que el teatro genere cierto picor, al igual que el cine, la literatura y toda expresión de artistas comprometidos con un país y con un pueblo. Sí, creo que todo teatro es político, sea serio, dramático, cómico o banal, como suele ser ese teatro complaciente que en algún momento se llamó “comercial” equivocadamente o con intenciones de separarlo del teatro de arte. De la misma forma que todo teatro tiene arte, y lo único que podemos criticar es su calidad. Todo tiempo es bueno para las reflexiones, sobre todo en épocas de crisis sociales, políticas y económicas como las que estamos viviendo en el mundo, en este momento. Por supuesto nuestro país no puede vivir fuera de esta realidad. ¿La comedia no le interesa escribirla? Lamento profundamente no tener mucho sentido del humor para escribir comedia, hay gente que lo sabe hacer y muy bien. Aunque me encanta la comedia, tanto como actor y como director, me cuesta mucho escribir con humor, no tengo esa condición. Me parecen maravillosos esos humoristas que sacan partido de todo. Recuerdo con mucho placer aquel programa “Radio Rochela”, donde se criticaba todo con un gran sentido del humor. Del mismo modo grandes dramaturgos que utilizan el humor para hacer críticas profundas. No nos olvidemos del sainete, talentos como Job Pin, Leoncio Martínez, Rafael Guinand y nuestro Aquiles Nazoa. Pero ahora vemos eso como lejano, de otro tiempo, casi como folclórico. Da tristeza, ya no hay buenos comediantes. Importante recordar que la comedia nace en Grecia como contrapunto de la tragedia, escritores de la talla de Menandro y Aristófanes nos han dejado un legado muy grande en la historia del teatro occidental. Y ellos siempre criticaban las situaciones sociales y/o políticas de su país.
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